Bartolomé Burguera compró a su hija la Xbox en Navidad. Venía con Kinect, para jugar sin mando. Pronto notó que la niña adelgazaba jugando y el investigador del Instituto de Ciencias de la Salud de Baleares decidió aplicar el método en su campo profesional. El resultado es un programa de ejercicio con Kinect para que los niños obesos pierdan peso. "Mi hija no era muy amiga del ejercicio, pero al divertirse lo tomó con ganas. Es la clave. Todo el mundo que empieza en el gimnasio supera las primeras semanas, lo difícil es pasar de la rutina y ahí, el aspecto lúdico es fundamental".
Tras las vacaciones de Semana Santa comenzaron las pruebas. Un total de 1.200 niños de seis a 14 años de colegios en Baleares comenzaron a ejercitar el cuerpo con Kinect. Otros, los que necesitaban un trato más personalizado, recibieron la consola en casa. "Se trata de que interioricen el ejercicio, de que no lo vean como algo externo, sino como parte de las actividades familiares. El objetivo final es cambiar los hábitos alimentarios en casa. No sé por qué se cree que un niño gordito es un niño sano, cuando la obesidad es sinónimo de muerte".
Los jóvenes deberían recorrer 10.000 pasos diarios, aunque pocos superan los 2.000, según sus propios estudios. Hasta junio de 2012 Burguera no tendrá datos concluyentes, pero en los tres primeros meses ya ha observado cambios: "En tres semanas se nota la diferencia. Con tres horas de juego semanal se queman 500 calorías. Más que pérdida de peso mejora la postura y la compensación corporal".
Mientras llegan los resultados, el equipo de Burguera ya piensa en mejorarlo: "Queremos grabar partes con la cámara web para controlar a distancia y comparar las mejoras en el tiempo". Y crear un sistema de recompensas para animar a los chavales a progresar.
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