Investigadores británicos han desarrollado un software para atraer y mantener el interés de los estudiantes por la ciencia. Se trata de NQuire, un programa que ya se ha probado de forma experimental en colegios del Reino Unido, con resultados positivos no sólo en el aprendizaje, porque ha permitido que los alumnos disfruten con las clases de ciencia y desarrollen su capacidad crítica. Por Patricia Pérez.
Niños que juegan a ser científicos reales planificando sus propios experimentos, recopilando datos y poniendo en común los resultados obtenidos, y sin salir de la clase de ciencia. Esto es lo que ha conseguido un grupo de investigadores de las universidades británicas de Nottingham y Open, con un nuevo software desarrollado con el patrocinio del Consejo de Investigación Económica y Social (ESRC) y el de Ingeniería y Ciencias Físicas (EPSRC) del Reino Unido. El programa informático ha sido bautizado con el nombre NQuire.
Según explica el ESRC en un comunicado, el programa se ha utilizado ya de forma experimental durante tres años en colegios de Nottingham y Milton Keynes, revolucionando la didáctica tradicional de la clase de ciencia y consiguiendo un efecto positivo sobre los resultados del aprendizaje de los escolares. Una vez concluida la investigación, NQuire está listo para su lanzamiento.
Tanto en éste como en otros campos de la educación en general, se ha demostrado que el uso de las TIC despierta el interés de los más jóvenes, por lo que la escuela debe adaptarse a los nuevos tiempos. Y especialmente cuando a ciencia se refiere, para echar por tierra la idea de que todo aprendizaje científico es cansado y aburrido.
“La ciencia puede ser difícil de vender a los jóvenes como una opción de estudios superiores o una carrera”, reconoce Mike Sharples, uno de los profesores de la Universidad de Nottingham que codirigió el proyecto, pero es consciente de su importancia en la sociedad actual. “Hoy la gente necesita herramientas de análisis para entenderla y para ver a través de la mala ciencia propagada en los medios de comunicación”, añade.
Cómo funciona
En esta lucha trabajan los desarrolladores de NQuire. Para ello, el programa aborda aspectos de la ciencia que influyen en la vida cotidiana, con investigaciones sobre la frecuencia cardiaca o la alimentación saludable, los microclimas, la sostenibilidad o el efecto de la contaminación acústica sobre las aves.
Los escolares que participaron en el proyecto, con edades comprendidas entre los 11 y los 14 años, utilizaron dispositivos móviles como netbooks y smartphones, equipados con cámaras, sensores de localización y grabadoras de voz, así como sondas de datos para medir las condiciones atmosféricas.
Esto les permitió salir de la clase y crear sus propios temas de investigación, basándose inicialmente en la búsqueda y análisis de datos, para extraer a continuación sus propias conclusiones sobre las hipótesis planteadas.
Los niños podían salir al patio del recreo, a una reserva natural local o al exterior de sus casas para recoger datos, guiados siempre por el software. Sus dispositivos móviles estaban vinculados de forma inalámbrica entre sí, y recopilaban información sobre la luz, el viento y la temperatura. Estos datos se actualizaban a su vez en una base de datos central, permitiendo de esta forma el intercambio y análisis posterior, una vez de vuelta a clase.
Los profesores, por su parte, pudieron seleccionar y modificar mediante NQuire los temas de investigación, además de supervisar y guiar las actividades de los estudiantes. También los padres tuvieron la oportunidad de participar en el trabajo, pues los menores llevaban sus netbooks a casa, integrando así a la familia en el aprendizaje escolar.
Resultados
El estudio ha demostrado, según se detalla en el comunicado antes mencionado, que el programa no sólo incidió en los niveles de aprendizaje, sino que también propició el disfrute de las clases de ciencia y una mejoría, pequeña pero real, en la comprensión del proceso científico.
Otra de los codirectores del proyecto, la profesora Eileen Scanlon, de la Universidad Open, asegura al respecto que “los estudiantes estuvieron en mejores condiciones de comprender los principios que sustentan la práctica científica después de usar el programa”.
Como efecto secundario del experimento, el profesor Sharples sugiere que el software ayudó a los estudiantes a desarrollar una actitud analítica hacia la vida, pues con él se les animó a hacer preguntas, a razonar y a profundizar en los temas.
“Nuestro estudio muestra que este método de investigación personal ayuda a los niños a desarrollar las habilidades necesarias para comprender el impacto de la ciencia en la vida cotidiana y tomar mejores decisiones personales sobre su propia salud, su dieta y su impacto sobre el medio ambiente” añade el profesor. Quién sabe si de aquí saldrán los científicos del mañana.
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