"Muchas veces escuchamos que los científicos vivimos en una especie
de torre de marfil. Ésta es la prueba de que no es cierto. Como
profesores no podemos permitirnos el lujo de quedarnos en los
laboratorios", explica el físico Daniel Zajfman, presidente del
Instituto Weizmann de Ciencias antes de triunfar en la noche loca de Tel
Aviv.
50 bares y pubs abrieron anoche las puertas a científicos y
académicos israelíes para compartir una cerveza y escuchar teorías que
no suelen estar asociadas a la música pop y la marcha juvenil.
Ante bellezas humanas de la naturaleza y hormonas aceleradas en la
atmósfera del bar Radio E.P.G.B de Tel Aviv , Zajfman discursó sobre
"ciencia, belleza y beneficio económico".
"Nuestro objetivo es transmitir al gran público lo que sabemos e
investigamos sobre los secretos de la ciencia y naturaleza. Y como en
los bares y lugares de ocio hay mucha gente pues aquí estamos", dice
recordando que es la segunda vez que van de gira en la noche
nocturna de Tel Aviv y que ya habían visitado los bares de Rehovot, la
ciudad que alberga su prestigioso centro académico. "Ya no me sorprende
la sed de curiosidad que vemos. Es increíble", concluye.
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