Investigadores de la Universidad de California en Riverside, Estados Unidos, han puesto en marcha un proyecto que pondrá a prueba la más avanzada tecnología de reconocimiento facial, dentro del terreno del arte. El objetivo del proyecto es establecer la identidad de sujetos no identificados que aparecen en populares trabajos artísticos para, en última instancia, enriquecer la comprensión de la historia política, social y religiosa europea. Por Patricia Pérez.
Cualquiera que haya admirado esculturas y retratos pictóricos con siglos
de antigüedad expuestos en museos y galerías de todo el mundo se habrá
preguntado en alguna ocasión quién es el protagonista de la obra de arte
que está contemplando. Entre los retratos más antiguos imperaban reyes y
emperadores, aunque poco a poco la representación humana se fue
extendiendo a otras esferas, y con ello el desconocimiento de los
retratados.
Tres estudiosos de la Universidad de California en Riverside (UCR), Estados Unidos, se han propuesto ahora aplicar el software de reconocimiento facial para ayudar a identificar a esos personajes desconocidos. Para ello han puesto en marcha un proyecto de investigación que pondrá a prueba esa tecnología de vanguardia, por primera vez al servicio de la historia del arte.
Y es que aunque se trata de una herramienta informática relativamente novedosa, no por ello está exenta de polémicas y debates acerca de la privacidad de su utilización, al estar cada vez más presente en la interacción entre usuarios y dispositivos. Los fines del reconocimiento facial son múltiples, desde la seguridad de los sistemas para evitar la suplantación de identidades, hasta aplicaciones que permiten calcular la edad, el etiquetado de imágenes como fotografías y vídeos, u otras opciones de entretenimiento.
En este caso, según detalla la UCR en un comunicado, el proyecto, bautizado como FACES: Faces, Art, and Computerized Evaluation Systems (CARAS: Caras, arte y sistemas de evaluación informatizada, en español), aplicará la tecnología de reconocimiento facial más avanzada, usada en la lucha contra el terrorismo, para “resolver viejos y controvertidos problemas históricos del arte”, indicó Conrad Rudolph, profesor de Historia del Arte y director del proyecto.
Junto a él, participan en la investigación Amit Roy-Chowdhury, profesor asociado de Ingeniería Eléctrica y experto en informática basada en el análisis de imágenes y vídeos, y Jeanette Kohl, profesora asociada de Historia del Arte cuya investigación se centra en imágenes y representaciones faciales en el Renacimiento italiano. Para sufragar el proyecto cuentan con una subvención inicial de 25.000 dólares del Fondo Nacional para las Humanidades.
Tres estudiosos de la Universidad de California en Riverside (UCR), Estados Unidos, se han propuesto ahora aplicar el software de reconocimiento facial para ayudar a identificar a esos personajes desconocidos. Para ello han puesto en marcha un proyecto de investigación que pondrá a prueba esa tecnología de vanguardia, por primera vez al servicio de la historia del arte.
Y es que aunque se trata de una herramienta informática relativamente novedosa, no por ello está exenta de polémicas y debates acerca de la privacidad de su utilización, al estar cada vez más presente en la interacción entre usuarios y dispositivos. Los fines del reconocimiento facial son múltiples, desde la seguridad de los sistemas para evitar la suplantación de identidades, hasta aplicaciones que permiten calcular la edad, el etiquetado de imágenes como fotografías y vídeos, u otras opciones de entretenimiento.
En este caso, según detalla la UCR en un comunicado, el proyecto, bautizado como FACES: Faces, Art, and Computerized Evaluation Systems (CARAS: Caras, arte y sistemas de evaluación informatizada, en español), aplicará la tecnología de reconocimiento facial más avanzada, usada en la lucha contra el terrorismo, para “resolver viejos y controvertidos problemas históricos del arte”, indicó Conrad Rudolph, profesor de Historia del Arte y director del proyecto.
Junto a él, participan en la investigación Amit Roy-Chowdhury, profesor asociado de Ingeniería Eléctrica y experto en informática basada en el análisis de imágenes y vídeos, y Jeanette Kohl, profesora asociada de Historia del Arte cuya investigación se centra en imágenes y representaciones faciales en el Renacimiento italiano. Para sufragar el proyecto cuentan con una subvención inicial de 25.000 dólares del Fondo Nacional para las Humanidades.
De las tres a las dos dimensiones
“Casi todos los retratos pintados antes del siglo XIX pertenecían a personas de cierta importancia”, explicó Rudolph.
“Cuando las familias pasaban una mala racha, muchos de esos retratos se vendían y las identidades de esos personajes se perdían.
La pregunta que esperamos responder es, ¿podremos restaurar esas identidades?”, se plantea el profesor.
Actualmente, el software que "lee" rostros humanos debe enfrentarse a variaciones en las expresiones faciales, la edad, el vello, el ángulo de la pose o la iluminación en las diversas aplicaciones para las que se usa. Sin embargo, perfeccionar esa tecnología para reconocer rostros humanos en obras de arte de dos o tres dimensiones presenta nuevos desafíos, ya que en un cuadro o escultura la imagen no es un retrato fotográfico, sino más bien una interpretación visual por parte del artista.
A lo largo de la historia, el retrato se ha diferenciado de una mera reproducción mecánica de los rasgos, para lo que existían otras herramientas como la máscara modelada sobre el rostro o, posteriormente, la fotografía. De hecho, la máscara mortuoria fue una práctica muy extendida originariamente para nobles y la monarquía, extendida después a la captura de rostros de ilustres artistas, científicos y pensadores.
Se trataba de moldes hechos de cera o yeso que se aplicaban sobre el rostro del recién fallecido para que sus facciones quedaran marcadas permanentemente, a menudo para usarlas como guía en esculturas de estos grandes hombres. La práctica no se limitaba al momento de la muerte, sino que también existen ejemplos de moldes creados mientras la persona vivía.
A diferencia de estos, en el retrato entran en juego aspectos como la sensibilidad del artista, que interpreta los rasgos según su gusto, su estilo y las características de la etapa artística en la que opera, lo que dificulta aún más el uso del reconocimiento facial. Por ello, los personajes iniciales tomados para el proyecto FACES serán seleccionados con tanto control sobre las variables como sea posible.
Según la UCR, las pruebas se iniciarán comparando la máscara mortuoria o aquella tomada en vida de un individuo conocido con una escultura identificada del mismo personaje, por ejemplo de figuras del siglo XV como Lorenzo de Medici y Battista Sforza. Es lo que los investigadores denominan una prueba de 3D a 3D. “Si la prueba de 3D a 3D es alentadora, el proyecto se expandirá de forma sistemática de 3D a 2D, y al final se pondrán a prueba cuadros de personajes conocidos frente a retratos no identificados", avanzó Rudolph.
De momento, el proyecto se ha iniciado comparando una máscara mortuoria (arriba) con el busto (abajo) del siglo XV de Lorenzo de Medici. Si el software de reconocimiento facial puede identificar las tres dimensiones, el experimento se extenderá para incluir imágenes en dos dimensiones, con un retrato póstumo del estadista italiano que se comparará con una imagen tomada del fresco de la capilla Sassetti de la iglesia de la Santa Trinidad de Florencia, donde aparece en la esquina derecha.
“Casi todos los retratos pintados antes del siglo XIX pertenecían a personas de cierta importancia”, explicó Rudolph.
“Cuando las familias pasaban una mala racha, muchos de esos retratos se vendían y las identidades de esos personajes se perdían.
La pregunta que esperamos responder es, ¿podremos restaurar esas identidades?”, se plantea el profesor.
Actualmente, el software que "lee" rostros humanos debe enfrentarse a variaciones en las expresiones faciales, la edad, el vello, el ángulo de la pose o la iluminación en las diversas aplicaciones para las que se usa. Sin embargo, perfeccionar esa tecnología para reconocer rostros humanos en obras de arte de dos o tres dimensiones presenta nuevos desafíos, ya que en un cuadro o escultura la imagen no es un retrato fotográfico, sino más bien una interpretación visual por parte del artista.
A lo largo de la historia, el retrato se ha diferenciado de una mera reproducción mecánica de los rasgos, para lo que existían otras herramientas como la máscara modelada sobre el rostro o, posteriormente, la fotografía. De hecho, la máscara mortuoria fue una práctica muy extendida originariamente para nobles y la monarquía, extendida después a la captura de rostros de ilustres artistas, científicos y pensadores.
Se trataba de moldes hechos de cera o yeso que se aplicaban sobre el rostro del recién fallecido para que sus facciones quedaran marcadas permanentemente, a menudo para usarlas como guía en esculturas de estos grandes hombres. La práctica no se limitaba al momento de la muerte, sino que también existen ejemplos de moldes creados mientras la persona vivía.
A diferencia de estos, en el retrato entran en juego aspectos como la sensibilidad del artista, que interpreta los rasgos según su gusto, su estilo y las características de la etapa artística en la que opera, lo que dificulta aún más el uso del reconocimiento facial. Por ello, los personajes iniciales tomados para el proyecto FACES serán seleccionados con tanto control sobre las variables como sea posible.
Según la UCR, las pruebas se iniciarán comparando la máscara mortuoria o aquella tomada en vida de un individuo conocido con una escultura identificada del mismo personaje, por ejemplo de figuras del siglo XV como Lorenzo de Medici y Battista Sforza. Es lo que los investigadores denominan una prueba de 3D a 3D. “Si la prueba de 3D a 3D es alentadora, el proyecto se expandirá de forma sistemática de 3D a 2D, y al final se pondrán a prueba cuadros de personajes conocidos frente a retratos no identificados", avanzó Rudolph.
De momento, el proyecto se ha iniciado comparando una máscara mortuoria (arriba) con el busto (abajo) del siglo XV de Lorenzo de Medici. Si el software de reconocimiento facial puede identificar las tres dimensiones, el experimento se extenderá para incluir imágenes en dos dimensiones, con un retrato póstumo del estadista italiano que se comparará con una imagen tomada del fresco de la capilla Sassetti de la iglesia de la Santa Trinidad de Florencia, donde aparece en la esquina derecha.
Comprensión de la historia
“Estos retratos son documentos sociales tan significativos como los documentos históricos”, aseguró el director de FACES. “Los anuncios de campaña actuales son documentos políticos que también son visuales; los retratos funcionan de la misma manera. Identificar a los protagonistas de esos retratos históricos puede ayudarnos a entender mejor la historia social de la obra de arte”, añadió el profesor.
El resultado puede ser, por ejemplo, el hallazgo de una conexión previamente desconocida entre un noble y líderes políticos o religiosos de la época. Ese es, en última instancia, el objetivo del proyecto de investigación, enriquecer la comprensión de la historia política, social y religiosa europea a través de la exploración del arte.
Y no sólo de la pintura y la escultura. Rudolph manifestó que si la mejora del software de reconocimiento facial para adaptarla a este reto es tan exitosa como creen que será, la tecnología podría ser aplicada en museos y laboratorios de conservación de arte como una parte estándar de la práctica conservadora y preservadora.
También podría ser utilizada para reconocer variaciones en detalles arquitectónicos que revelarían nuevos datos acerca de los procesos de construcción, la propia historia de la construcción y los detalles arquitectónicos, e incluso podría tener potencial con la paleografía (escritura antigua), permitiendo posiblemente determinar el origen y la fecha de miles de manuscritos antiguos cuya identificación sigue siendo una cuestión muy subjetiva actualmente.
Los investigadores planean desarrollar un sitio web y una exposición museística con los avances en el proyecto para demostrar el uso de la tecnología de reconocimiento facial en la identificación de personajes ilustres retratados a lo largo de la historia.
“Estos retratos son documentos sociales tan significativos como los documentos históricos”, aseguró el director de FACES. “Los anuncios de campaña actuales son documentos políticos que también son visuales; los retratos funcionan de la misma manera. Identificar a los protagonistas de esos retratos históricos puede ayudarnos a entender mejor la historia social de la obra de arte”, añadió el profesor.
El resultado puede ser, por ejemplo, el hallazgo de una conexión previamente desconocida entre un noble y líderes políticos o religiosos de la época. Ese es, en última instancia, el objetivo del proyecto de investigación, enriquecer la comprensión de la historia política, social y religiosa europea a través de la exploración del arte.
Y no sólo de la pintura y la escultura. Rudolph manifestó que si la mejora del software de reconocimiento facial para adaptarla a este reto es tan exitosa como creen que será, la tecnología podría ser aplicada en museos y laboratorios de conservación de arte como una parte estándar de la práctica conservadora y preservadora.
También podría ser utilizada para reconocer variaciones en detalles arquitectónicos que revelarían nuevos datos acerca de los procesos de construcción, la propia historia de la construcción y los detalles arquitectónicos, e incluso podría tener potencial con la paleografía (escritura antigua), permitiendo posiblemente determinar el origen y la fecha de miles de manuscritos antiguos cuya identificación sigue siendo una cuestión muy subjetiva actualmente.
Los investigadores planean desarrollar un sitio web y una exposición museística con los avances en el proyecto para demostrar el uso de la tecnología de reconocimiento facial en la identificación de personajes ilustres retratados a lo largo de la historia.
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