Esta diminuta criatura que se observa en la imagen puede ser el «pariente» más antiguo de la especie humana. El organismo unicelular hallado en el fango de un lago de Noruega parece ser uno de los más viejos del mundo -se desarrolló hace mil millones de años-, y los científicos.
Después de examinarlo durante años, son incapaces de colocarlo en ninguno de los reinos conocidos del árbol de la vida. Es decir, no es un animal, ni un vegetal, ni un hongo, ni una bacteria ni un alga...
«Hemos
encontrado una rama desconocida en el árbol de la vida que vive en este
lago. ¡Es único!», dice el investigador de la Universidad de Oslo
Kamran Shalchian-Tabrizi. «Hasta ahora no conocíamos ningún otro grupo
de organismos que desciendan desde más cerca de las raíces del árbol de
la vida que esta especie», a la que han clasificado como un nuevo género
llamado Collodictyon.
Los científicos creen que el descubrimiento puede arrojar luz sobre el
aspecto de la vida en la Tierra hace cientos de millones de años.
El
Collodictyon vive en el fango del pequeño lago As a 30 kilómetros al
sur de Oslo. Se alimenta de algas, tiene cuatro flagelos (hélices con
aspecto de cola que utiliza para moverse) y mide de 30 a 50 micrómetros
de largo, por lo que solo puede ser visto con un microscopio.
Al
igual que las plantas, hongos, algas y animales, incluidos los seres
humanos, los Collodictyon son miembros de la familia eucariota que, a
diferencia de la bacterias, poseen su material hereditario encerrado
dentro de una doble membrana, la envoltura nuclear.
Canibalismo
«No
son criaturas sociables», dice Klaveness Dag, uno de los autores de la
investigación, que ha criado millones de estos pequeños organismos para
su estudio. «Crecen mejor solos. Una vez que han tomado su alimento, el
canibalismo está a la orden del día».
«Es
fascinante que todavía podemos encontrar este tipo de organismos
después de tantos años», admite Tabrizi. «Ha estado aquí durante
millones de años y no lo hemos visto hasta ahora».
El Collodictyon
fue encontrado por primera vez en el lago hace unos 20 años por
científicos la Universidad de Oslo. Los investigadores reconocieron que
era inusual, pero «no sabían lo importante que era».
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