17 ene 2013

La cola de los renacuajos abre la puerta a la regeneración de tejidos


Hasta ahora era el secreto mejor guardado por anfibios y reptiles. Sabemos que una salamandra, si pierde alguna de sus extremidades, la puede regenerar en apenas dos meses. Sin embargo, ¿podríamos aplicar este mismo mecanismo en los seres humanos? La puerta queda ahora abierta después de que científicos de la Universidad de Manchester hayan estudiado la regeneración de la cola en los renacuajos, que vuelve a crecer en una semana en el caso de que la pierdan. 



«Más a corto plazo, podremos experimentar en la regeneración de piel y órganos humanos», explica a LA RAZÓN el profesor Enrique Amaya, responsable del estudio. ¿Y regenerar una extremidad perdida? De momento, es terreno abonado a la ciencia ficción. Pero todo es posible.

Una molécula con mala fama

El estudio, que será publicado en la revista «Nature Cell Biology», revela que el «secreto» está en una molécula con mala fama en la biología. Los científicos habían identificado los genes que se activan en la regeneración de la cola y que están relacionados con la producción de una serie de moléculas conocidas como ROS, químicamente reactivas y que contienen oxígeno.

Curiosamente, estas moléculas pueden producir efectos dañinos en las células porque provocan la oxidación de proteínas. «Sin embargo, en nuestro trabajo hemos encontrado que la regeneración de la cola de los renacuajos se asocia con un aumento moderado de ROS», afirma Amaya. De hecho, cuando limitaron la producción de esta molécula, la cola de los renacuajos no volvió a crecer. Con todo, este comportamiento de la molécula ROS ya se había detectado en diferentes organismos.

«Nuestro objetivo se centra en que los niveles de ROS estén regulados, de tal manera que no aumenten demasiado, porque pueden ser perjudiciales, pero que sí contenga la cantidad exacta para que se produzca la regeneración», indica el científico. Y, por supuesto, «nuestro objetivo es aplicar esta información en los seres humanos para ayudarles a sanar y regenerar mejor». Y es que, regulando de forma correcta los niveles de esta molécula, «podríamos ser capaces de conseguir que las personas sanen más como lo hacen las ranas y las salamandras y menos como los seres humanos».

LOS ANTIOXIDANTES NO AYUDAN

Los científicos percibieron que los antioxidantes –puestos ahora en cuestión por el Nobel James Watson en su uso terapéutico contra el cáncer– no favorecen la regeneración de tejidos. No en vano, la molécula clave es un oxidante.


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