Dentro del mundo de la química existen muchas y variadas estructuras altamente interesantes, siendo los fulerenos esféricos (también conocidos por el nombre de buckminsterfulerenos) una de las que más se viene hablando en los últimos tiempos —incluso Google les dedicó un doodle—. Pues bien, en los últimos días la mentada molécula ha vuelto a ser noticia ya que gracias a ella un equipo de químicos ha conseguido crear la botella de agua más pequeña del mundo.
Hasta ahora muchos investigadores ya habían logrado encerrar átomos y moléculas dentro de fulerenos esféricos (su forma es muy parecida a la de una pelota de fútbol) pero en esta ocasión el grupo de científicos que nos ocupa fue un paso más allá al conseguir diseñar literalmente un tapón para los buckminsterfulerenos (o fulereno C60 ya que están formados por 60 átomos de carbono).
Concretamente el experimento constó de dos fases. En la primera le hicieron un agujero a un fulereno esférico lo suficientemente grande como para que una molécula de agua pudiera pasar por él, y en la segunda introdujeron por el mentado orificio una molécula de agua y lo cerraron mediante un anión fosfato (el cual comprobaron que se podía quitar y poner muy fácilmente). En resumidas cuentas, habían conseguido crear una botella de agua realmente pequeña.
“¿Muy bien, y esto para qué sirve?” se estarán preguntando algunos aunque la respuesta es bastante obvia: para transportar y liberar donde se quiera toda clase de moléculas y átomos, lo que a su vez se utilizará con toda clase de fines (por ejemplo en tratamientos médicos).
Hasta ahora muchos investigadores ya habían logrado encerrar átomos y moléculas dentro de fulerenos esféricos (su forma es muy parecida a la de una pelota de fútbol) pero en esta ocasión el grupo de científicos que nos ocupa fue un paso más allá al conseguir diseñar literalmente un tapón para los buckminsterfulerenos (o fulereno C60 ya que están formados por 60 átomos de carbono).
Concretamente el experimento constó de dos fases. En la primera le hicieron un agujero a un fulereno esférico lo suficientemente grande como para que una molécula de agua pudiera pasar por él, y en la segunda introdujeron por el mentado orificio una molécula de agua y lo cerraron mediante un anión fosfato (el cual comprobaron que se podía quitar y poner muy fácilmente). En resumidas cuentas, habían conseguido crear una botella de agua realmente pequeña.
“¿Muy bien, y esto para qué sirve?” se estarán preguntando algunos aunque la respuesta es bastante obvia: para transportar y liberar donde se quiera toda clase de moléculas y átomos, lo que a su vez se utilizará con toda clase de fines (por ejemplo en tratamientos médicos).
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