16 nov 2010

Potencial científico de las cámaras de tiempo de vuelo


Científicos de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) han desarrollado un sistema de comunicación basado en el movimiento y posición de las manos para el control virtual de un videojuego mediante una cámara de tiempo de vuelo e investigan las aplicaciones de este sensor en medicina, biometría, deporte o computación emocional.

Los investigadores del Grupo de Inteligencia Artificial Aplicada (GIAA) del Campus de Colmenarejo de la UC3M han presentado la aplicación en el último Salón Internacional de Material Eléctrico y Electrónico celebrado recientemente en Madrid. Los asistentes al stand de la empresa Infaimon, que ha colaborado en el proyecto, tuvieron la oportunidad de probar este interface con un videojuego que se manejaba simplemente con el movimiento de las manos, como si se estuviera agarrando un volante virtual. Para ello, los científicos han empleado una cámara de tiempo de vuelo o TOF (Time-of-flight) con la que capturan en 3D los movimientos del usuario para después poder transmitirlos a un ordenador, que los procesa y transmite al coche del juego. "Lo más complejo ha sido conocer las características de la cámara para poder optimizar el movimiento y su integración con muchas aplicaciones", comenta uno de los investigadores del GIAA de la UC3M, Daniel Sánchez, que ha realizado su proyecto de fin de carrera en el marco de esta investigación.

La gran ventaja de este tipo de cámaras es que aportan información tridimensional sin recurrir a los clásicos sistemas esteroscópicos de dos lentes. "Estos nuevos sensores ofrecen información de profundidad, lo que resulta muy interesante cuando trabajas en sistemas de visión artificial", comenta Miguel Ángel Patricio, que coordina esta investigación en el seno del Departamento de Informática de la UC3M. El funcionamiento de una cámara TOF es relativamente simple: un anillo de infrarrojos emite luz que rebota en el cuerpo que se graba y vuelve a un sensor. Por el tiempo que transcurre en ese proceso, se puede calcular la distancia a la que se encuentran los diferentes objetos. "Nuestra idea - apunta Patricio - es poder aplicar este sensor a distintos problemas en los que actualmente trabajamos, como sistemas de videovigilancia, de identificación biométrica de rostros, el análisis del rendimiento deportivo del movimiento de los jugadores e interfaces hombre-máquina", resume.

Múltiples aplicaciones

Estos investigadores, que trabajan en el Campus de Colmenarejo de la UC3M, centran ahora sus esfuerzos en analizar la información que se obtiene empleando este tipo de sensores. "Estoy convencido de que su uso revolucionará los sistemas de visión artificial en el futuro, porque los datos que se obtienen son mucho más ricos que los conseguidos mediante otro tipo de sensores tradicionales", afirma el profesor, que apunta que solo hay que esperar a que la economía de mercado haga que el precio de los mismos disminuya, ya que ahora rondan los 6.000 euros por unidad, aproximadamente.

El reto que se plantean estos científicos en la actualidad es conseguir aplicar el potencial de estas cámaras en determinados campos. En medicina, por ejemplo, con este tipo de sensores se puede crear un sistema automático de rehabilitación que guíe al paciente en sus ejercicios de rehabilitación sin tener que moverse de casa. Estos investigadores también colaboran con el INEF en el desarrollo de unos criterios de análisis de la obesidad infantil mediante un sensor TOF, algo que hasta ahora se realiza mediante láser. Y las aplicaciones también alcanzan a la llamada "computación afectiva", a través del desarrollo de aplicaciones HCI (Human-Computer Interface) que intentan examinar el estado de ánimo de una persona mediante la aplicación de algoritmos que analizan la información que proviene de una de estas cámaras tridimensionales.








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