«Vamos a poder comprender cómo era el Amazonas y qué es lo que nos espera». Con esta frase cargada de ilusión el director del museo peruano Meyer Hönninger, Klaus Hönninger, valoró el descubrimiento de cuatro especies de insectos y una variedad de araña, recientemente hallados dentro de unas piezas de ámbar, con una antigüedad de 20 millones de años. El lugar donde se encontraban estos artrópodos extintos es un yacimiento, perteneciente al periodo Mioceno, ubicado a orillas del río Santiago, en el Amazonas.
«Por el tipo de hábitat, tendrían que disponer de una determinada altura, quizás porque había un crecimiento desmesurado de moho y eso las obligaba a mantenerse en pie», aseguró el director de la investigación acerca de la capacidad de adaptación de los cinco ejemplares. Con estos nuevos datos, se podrá facilitar la tarea de los investigadores que tratan de reconstruir el hábitat de esa zona de la selva peruana. Para ello se valdrán de una cigarra con indicios de formación de alas, una mosca de dos milímetros de longitud con una patas más largas y con el doble de alas, que las conocidas actualmente.
Distintos a los actuales
Pero entre lo más extraño de los fósiles se encuentra una insignificante araña de dos milímetros de longitud, que curiosamente contaba con unas patas que triplicaban el tamaño de su cuerpo, o la existencia de una avispa, que quedó atrapada en el ámbar mientras se disponía a atrapar alimento. Este insecto presenta ciertas características que lo alejan de los actuales, como por ejemplo el tamaño de sus antenas -de tres milímetros- o sin el temido aguijón.
Todavía queda mucho por revisar y la posibilidad de que salgan a la luz nuevas revelaciones es más que probable, sobre todo gracias a la ayuda extra que recibirán los investigadores peruanos con una plantilla de científicos australianos, que visitarán dicho museo en agosto para estudiar los animales.
Como se puede comprobar, los animales extintos son una fuente de información vital para quienes estudian épocas remotas. Muestra de ello es el reciente hallazgo de una veintena de científicos que identificaron en el continente africano un depósito de resina fosilizada de las plantas, de 95 millones de años de antigüedad y que, según los investigadores, encerraban a insectos y plantas que convivieron con los dinosaurios en el Cretácico, y que suponen los registros más antiguos conocidos de muchos artrópodos.
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