8 nov 2011

'Diario Polar': las memorias de dos científicos al límite de la aventura


El enfoque que han puesto en marcha el geólogo Adolfo Eraso (Estella, 1934) y Mº del Carmen Domínguez, 'Karmenka' (Oviedo, 1969) para medir el deshielo de los glaciares es totalmente original. No hay otro grupo de investigación en el mundo que cuente con la base de datos que estos dos científicos españoles han acumulado después de 15 años de esforzado trabajo alrededor de los Polos.


Dentro del llamado Proyecto Glackma, han colocado aparatos de medición del flujo de agua en ocho glaciares dispersos alredor del Ártico y la Antártida y para ello han tenido que descender hasta el fondo de esas cambiantes y peligrosas catedrales de hielo, a las que acuden regularmente dos veces cada año. Fruto de su trabajo han podido demostrar que la descarga de agua desde los glaciares, producido por el aumento global de temperaturas, se ha duplicado en cinco años.

Su trabajo les lleva a realizar expediciones de hasta tres meses de duración, en solitario, durmiendo en tiendas de campaña en lugares tan inhóspitos como la Antártida, donde la presencia cercana de una estación científica, con un puñado de investigadores, puede ser todo lo que encuentren de civilización en semanas.

Ahora, los dos investigadores presentan el relato de estas andanzas por los hielos en el libro 'Diario Polar', que lleva como explicativo subtítulo ¿Qué nos dicen los glaciares sobre el calentamiento global?'. La obra ha sido editadas por Proyecto Glackma, la asociación de investigación y divulgación científica puesta en marcha por Eraso y Domínguez.

En las páginas de Diario Polar Karmenka narra como, a mediados de los 90, cuando acababa de doctorarse en Matemáticas, descubrió el mundo de la glaciología tras acudir a una conferencia de Adolfo Eraso, para entonces una eminencia mundial en la materia. A partir de ahí, empezaron una colaboración en la que en primer momento le correspondió el análisis de datos pero que luego se extendió al trabajo de campo. Una pasión que, desde su primera expedición a Islandia en 1997, no le ha abandonado.

Ciencia extrema en los dos Polos

A sus 76 años, Adolfo Eraso sigue jugándose el tipo en las expediciones que dos veces por temporada realiza a su colega Mª del Carmen Domínguez. Pasan varios meses al año midiendo el efecto del calentamiento global sobre los glaciares de la Antártida, Patagonia, Svalbard, Islandia, Escandinavia y Siberia.

Para ello, Eraso y Domínguez se meten literalmente en el corazón de los ríos de hielo, usando técnicas de escalada y de espeleología avanzadas. Debido al aumento de las temperaturas, los glaciares se funden y generan cauces de agua que abren cuevas y túneles en su interior, como si fueran quesos de gruyère.

Como explica Eraso, esa descarga de agua glaciar no puede valorarse por satélite. «Hay que ir al sitio y medir el aforo. Meter los pies en el agua». Eso es lo que han estado haciendo ambos científicos desde hace 15 años, cuando iniciaron el Proyecto Glackma, que ha puesto en marcha una red de observación de deshielo glacial única en el mundo.

En ocho punto cercanos al Ártico y la Antártida, han colocado aparatos que registran y almacenan cada hora datos meteorológicos y de flujo del deshielo. Para instalar los instrumentos tuvieron que bajar al fondo de los glaciares y siguen volviendo allí para revisarlos. Este 12 de noviembre parten para la Antártida y volverán en febrero, pues aprovechan el verano austral para viajar al Polo Sur. De junio a septiembre irán al gran Norte, en el estío boreal.

«Llevo un montón de tiempo viviendo dos veranos al año, eso sí, bastante fríos», bromea Eraso. Pese a su veteranía y su aire de explorador antiguo con pipa y rostro curtido a la intemperie, el geólogo transmite la energía de un joven alpinista.

«Hay tres cosas que conservan: el hielo, el alcohol y el formol. Yo uso dos de ellas», bromeaba Eraso durante la presentación en Madrid de 'Diario Polar'.

Sobre los resultados científicos de su trabajo, Eraso explicó: «La descarga de agua de los glaciares está aumentando de forma exponencial. Nuestros datos muestran que en el periodo entre 2002-2003 y 2005- 2006 se duplicó. Y lo mismo ha ocurrido después, cuando en cuatro años se ha duplicado». Para el geólogo, el aumento de CO2 y de temperaturas de los últimos dos siglos no tiene precedentes en el último millón de años: «No hay duda de que somos nosotros la causa del calentamiento».

El Proyecto Glackma es una iniciativa particular que no depende directamente de un gran centro de investigación. Eraso y 'Karmenka', el apodo que los climatólogos rusos en la Antártida le pusieron a Mª del Carmen Domínguez y que ella ha elegido como firma, son dos científicos aventureros y han buscado durante años financiaciónpara sus expediciones.

El año pasado transformaron Glackma en una asociación de divulgación científica y abierta a la inscripción de socios. El proyecto ha recibido apoyos, entre otras instituciones, del Ministerio de Ciencia y del Ministerio deMedio Ambiente. La secretaria de Estado de Cambio Climático de este último, Teresa Ribera, presidió la presentación del libro y elogió la relevancia científica de las aportaciones de Eraso y Karmenka.

Su base de datos sobre un aspecto tan concreto del calentamiento global está sirviendo para investigar cómo afecta el deshielo glacial a los ecosistemas polares y al resto del sistema climático.

A punto de salir hacia la Antártida, Eraso y Karmenka reflexionaban ayer sobre los peligros de su trabajo. «La consigna es asumir el riesgo mínimo. Hemos tenido algún susto, pero te aseguro que me da más miedo montar en bicicleta por la ciudad que descender a un glaciar», aseguraba Karmenka.

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