Se acabó eso de estar en un restaurante invitando a una romántica
cena a tu pareja y no ser capaz de escuchar ni tus propios pensamientos
por culpa del ruido ambiente. Conversaciones, muchas no precisamente en
susurros, ruido de copas, platos, cubiertos, alguna pieza de la vajilla
que termina por el suelo, brindis, risas… Una combinación de altavoces micrófonos, iPad, materiales sonoabsorbentes y la propia naturaleza del oido humano, todo combinado, resulta ser la respuesta para evitar que todo ese maremagnum sonoro arruine una velada que pintaba bien.
El sistema controla los niveles de reverberación.
Se puede llenar el espacio de ruido ambiente si las cosas están
demasiado calmadas en el restaurante (que tampoco está bien que parezca
que estamos en un velatorio) y, lo que más nos interesa, se puede atenar
esas reverberaciones cuando comienzan a ser molestas de manera que los
comensales puedan conversar sin tener que hacerlo a gritos.
La mayor parte de la tecnología que consigue este efecto está
convenientemente camuflado por la propia decoración del establecimiento.
Por ejemplo los cuadros y pinturas que decoran el local están confeccionadas en realidad de materiales que absorben el sonido. Los altavoces están hechos de manera que se acoplen a la propia decoración para que pasen desapercibidos
En cuanto a la tecnología de Comal para atenuar las vibraciones que produce el sonido, se base en un programa denominado Meyer´s Constellation, que captura el sonido de la estancia y lo envía en dirección contraria, contrarrestando la onda sonora en distintos niveles configurables.
Para conseguirlo se ha instalado un total de 123 altavoces,
subwoofers y micrófonos por todo el restaurante de San Francisco donde
han terminado con el caos acústico. Los micrófonos recogen el sonido, lo
envían al ordenador donde es procesado para que los altavoces emitan un
“contrasonido” que contrarrestre el ruido molesto.
El nivel en el que entra en acción el sistema se puede regular desde
un iPad, de manera que se puede adecuar independientemente cada zona del
restaurante. En función del tamaño del local varía el coste de esta
instalación, entre $10.000 y $100.000… pero ¿le vamos a poner precio al
silencio? ─[SF Gate vía Co.Design]
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