Un estudio suizo publicado en “Science” muestra como un grupo de ratas recupera la movilidad de sus extremidades traseras gracias a la electroestimulación y el ejercicio físico. No es la curación definitiva pero si mejorará los tratamientos para los enfermos con lesiones en su médula espina.
Hace menos de
una semana, el vídeo de una paralítica que movía un brazo robótico con
su mente dio la vuelta al mundo. Ahora la recuperación de la movilidad
de una ratas vuelve a demostrar la fuerza de la imagen y la capacidad de
investigación del ser humano. De acuerdo con el estudio que publica la
revista científica “Science”, un grupo de investigadores suizos han
conseguido que varias ratas con la médula espinal seccionada recuperen
la movilidad en sus extremidades inferiores. Combinando estímulos
electroquímicos y numerosas sesiones de entrenamiento un ampio grupo de
roedores volvió a caminar a pesar de sufrir una grave lesión en su
médula espinal. Aunque las imágenes son impactantes, los científicos de
la Universidad de Lausana y del centro de Zurich no quieren dar falsas
esperanzas y plantean sus resultados como un paso más en el desarrollo
de tratamientos más eficaces para los enfermos que sufren parálisis.
“Nuestros resultados pueden dar ánimos a los enfermos en su búsqueda de
programas y fármacos que les ayuden a mejorar la movilidad, pero no es
la curación definitiva. Hemos diseñado un sistema de rehabilitación
neuronal que ayuda a adquirir movilidad y que es eficaz sólo si se
complementa con ejercicios físicos”, explica a LA RAZÓN la principal
autora del estudio, Rubia van der Brand.
La investigación suiza trata de demostrar que es posible adquirir cierta plasticidad en diferentes niveles del sistema central nervioso “simplemente ejercitando sus funciones. Hasta ahora los estudios sostenían que esta regeneración sólo se podía conseguir con terapias neuroregenerativas. Sin embargo, la combinación de este programa con el desarrollo de ejercicios físicos puede dar con la calve para la recuperación”, añade la experta. Así, como indica el estudio, la calidad de los resultados también están ligados con el nivel de severidad de la lesión: “Cuanto más leve, el enfermo tiene más posibilidades de mejorar gracias al sistema de electroestimulación”.
En el estudio se analizaron los casos de tres grupos diferentes de ratas: las no ejercitadas, las que se han entrenado en una cinta de correr y un último grupo que caminó en suelo firme. Las primeras, que no realizaron ningún tipo de estimulación física, no lograron recuperar la movilidad de sus extremidades. “Los circuitos neuronales no se reorganizaron y las señales que emitió el cerebro no lograron traspasar la frontera de la lesión y, por tanto, no recuperaron la movilidad”, afirma Van der Brand. Las segundas, sin embargo, sí mostraron cierta restructuración de sus circuitos pero no obtuvieron la plasticidad necesaria para volver a caminar por sí solas. El resultado más positivo lo desarrollaron los roedores que recibieron electroestimulación y lo simultanearon con ejercicio físico, “lograron una extensa reorganización de los conductos neuronales alrededor de la lesión, así como en diferentes niveles del cerebro. Gracias a estos nuevos lazos, la rata recupera la movilidad en sus estremidades traseras y consigue andar de forma independiente”, asegura la científica suiza.
La investigación suiza trata de demostrar que es posible adquirir cierta plasticidad en diferentes niveles del sistema central nervioso “simplemente ejercitando sus funciones. Hasta ahora los estudios sostenían que esta regeneración sólo se podía conseguir con terapias neuroregenerativas. Sin embargo, la combinación de este programa con el desarrollo de ejercicios físicos puede dar con la calve para la recuperación”, añade la experta. Así, como indica el estudio, la calidad de los resultados también están ligados con el nivel de severidad de la lesión: “Cuanto más leve, el enfermo tiene más posibilidades de mejorar gracias al sistema de electroestimulación”.
En el estudio se analizaron los casos de tres grupos diferentes de ratas: las no ejercitadas, las que se han entrenado en una cinta de correr y un último grupo que caminó en suelo firme. Las primeras, que no realizaron ningún tipo de estimulación física, no lograron recuperar la movilidad de sus extremidades. “Los circuitos neuronales no se reorganizaron y las señales que emitió el cerebro no lograron traspasar la frontera de la lesión y, por tanto, no recuperaron la movilidad”, afirma Van der Brand. Las segundas, sin embargo, sí mostraron cierta restructuración de sus circuitos pero no obtuvieron la plasticidad necesaria para volver a caminar por sí solas. El resultado más positivo lo desarrollaron los roedores que recibieron electroestimulación y lo simultanearon con ejercicio físico, “lograron una extensa reorganización de los conductos neuronales alrededor de la lesión, así como en diferentes niveles del cerebro. Gracias a estos nuevos lazos, la rata recupera la movilidad en sus estremidades traseras y consigue andar de forma independiente”, asegura la científica suiza.
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