Un robot que navega sobre las aguas como un surfista es la última herramienta de que disponen los científicos para conocer mejor los grandes y misteriosos desplazamientos de los tiburones blancos en el océano Pacífico.
El robot, que funciona con energía solar, forma parte de una nueva red, todavía pequeña, de observación oceánica, que incluye boyas fijas con receptores/transmisores de datos, informa la Universidad de Stanford.
Los datos, obtenidos de los tiburones y otros predadores marinos que han sido marcados previamente con emisores acústicos, servirán para afinar el conocimiento acumulado a lo largo de los últimos 12 años, a través de satélites, del comportamiento de miles de individuos marcados.
“Nuestro objetivo es utilizar tecnología revolucionaria que aumenta la capacidad de observar los océanos, las poblaciones, mejorar los modelos de gestión de las pesquerías y vigilar la respuesta de los animales al cambio climático”, dice la directora del programa de investigación, Barbara Block.
El robot surfista mide poco más de dos metros de longitud y, junto a las boyas fijas, transmitirá datos este verano y otoño de los animales cercanos a la costa de California a la altura de San Francisco. Los receptores fijos y móviles pueden obtener datos de animales que pasen a una distancia mínima de 300 metros.
El director de la Oficina de Santuarios Marinos Nacionales de Estados Unidos, Dan Basta, explica: “Los animales nos pueden decir más del funcionamiento del mundo y de sus cambios que cualquier otra fuente de conocimiento”. Al seguimiento de los individuos se puede acceder en tiempo real, con mapas y otras herramientas, a través de una aplicación para teléfonos inteligentes y tabletas, denominada Shark Net.
El actual programa de investigación es consecuencia de uno anterior del Censo de la Vida Marina denominado TOPP, mediante el cual se pudo comprobar que la costa de California es, durante el final del verano y el principio del otoño, una zona de concentración de grandes animales marinos, como atunes, tiburones, tortugas, focas y ballenas. Block compara esta acumulación de biodiversidad marina con la existente en las llanuras del Serengueti en África y está intentando que la costa de California sea declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La financiación del programa procede de un premio Rolex obtenido por Block este año y dotado con 104.000 dólares (84.700 euros), además de la proporcionada por otros patrocinadores, con la colaboración de instituciones como el Acuario de la Bahía de Monterey (California).
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