Lo primero que Loredana Bessone hizo tras salir de la gruta sarda en la que ha pasado los últimos seis días junto a seis astronautas fue disfrutar del aire fresco: "Se siente el olor de la tierra, de los árboles, del viento. Son olores excepcionales. No nos damos cuenta de los olores del mundo externo", afirma tras pasar la primera noche fuera de la cueva en la que han llevado a cabo la expedición CAVES 2012.
Bessone, instructora de astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA) con más de 20 años de experiencia, es también la ideadora de CAVES 2012, un programa de entrenamiento en el que se simulan algunas de las condiciones, ambientales y psicológicas, que se dan en una misión real al espacio.
En conversación telefónica con este diario desde Cerdeña, donde se ha llevado a cabo esta aventura de 12 días, Bessone relata que el equipo, compuesto por seis astronautas y otros tantos especialistas, tardaron alrededor de cinco horas en salir de la cueva. Hacia las 4 de la tarde de ayer jueves volvieron a ver la luz del sol: "Éramos muchos y teníamos que pasar por una serie de pasajes difíciles", explica.
Se trata del tercer año que Bessone ha entrado en la cueva para guiar a los astronautas siguiendo este programa, que comenzó a fraguarse en 2006. El plan tiene una duración total de 12 días. Durante las primeras jornadas realizan un programa de entrenamiento intensivo para preparar la expedición y adquirir nociones básicas de espeleología. El viernes 7 de septiembre entraron en la cueva, donde permanecieron aislados hasta el jueves. Los dos últimos días, ya fuera de la cueva, los dedican a realizar los informes finales y a hacer balance de los resultados. La expedición CAVES (que en inglés significa 'cuevas' y es el acrónimo de 'Cooperative Adventure for Valuing and Exercising human behaviour and performance Skills') se ha llevado a cabo en un sistema de cuevas del Valle de Lanaitho, en el interior de la isla italiana.
Un ambiente extremo y extraño
Bessone se ocupó de que la expedición "fuera lo más parecida posible a una misión espacial" y de la dinámica de grupo. Tres personas estaban encargadas de velar por la seguridad en el interior de la gruta mientras que otros dos miembros del equipo se han encargado de documentar el trabajo realizado fotografías y grabando vídeos.
Para la especialista de la ESA, la parte más dura ha sido adaptarse a las condiciones de la cueva: "Lo decían los propios astronautas. Han hablado mucho de las similitudes con el ambiente espacial. Una de ellas es la adaptación a un ambiente extremo y extraño, porque la gruta no es un ambiente natural. No hay luz ni olores. Estaban muy aislados del exterior y no podían hablar con sus familias. Después de tres días, sobre todo, comienzas a sentirlo, también psicológicamente. Es un ambiente muy distinto al que cuesta adaptarse pero, al mismo tiempo, al cabo de unos días resulta muy extremo".
El reducido espacio en el que han convivido esta semana, sumado a la ausencia de intimidad y a la reducida higiene (sólo disponían de mudas para cambiarse en días alternos) se suman a la ausencia de luz natural y a la incomunicación con el exterior. Durante los seis días han tenido que usar iluminación artificial, lo que altera el ciclo de día y noche y favorece trastornos de sueño.
Búsqueda de nuevas formas de vida
"La expedición ha ido muy bien. Los astronautas han explorado nuevas áreas de la gruta y han encontrado un par de especies muy interesantes que ahora analizarán los científicos", afirma. También han buscado microorganismos, en colaboración con la Agencia Espacial Alemana, recogiendo nuevas muestras para completar el trabajo realizado el año anterior.
Precisamente la búsqueda de nuevas formas de vida en el inhóspito ambiente de la cueva era uno de los objetivos de CAVES 2012. Ahora serán los biólogos los que analicen las muestras de animales y de bacterias que han recogido durante estos seis días. Y es que al igual que ocurre en el espacio, los integrantes del equipo han realizado experimentos científicos durante su estancia.
"Es muy importante que al menos vaya un astronauta con experiencia de vuelo porque transmite a los nuevos astronautas sus experiencias y las similitudes con un vuelo espacial, que son muchas", explica. En este caso, la 'tripulación' estaba compuesta por tres astronautas con una gran experiencia: Michael Fincke, de la NASA, uno de los hombres que más tiempo ha vivido en el espacio (382 días, durante los cuales pasó 48 horas realizando actividades fuera de la Estación Espacial Internacional); Andrew Feustel, también de la agencia estadounidense, que ha viajado dos veces al espacio, una de ellas con Fincke como compañero. Por su parte, el japonés Soichi Noguchi es uno de los astronautas nipones más veteranos (ha pasado 177 días en el espacio).
Los tres miembros del equipo que no han ido aún al espacio son el danés Andreas Mogensen, de la ESA; David Saint-Jacques, de la Agencia Espacial Canadiense y Nikolai Tikhonov, de la rusa Roscosmos.
"Para mí no es un experimento sino un programa de entrenamiento. Lo importante es que aprenden, sobre todo los que aún no tienen experiencia en el espacio, a gestionar las dinámicas de grupo, esperando que pueden surgir problemas que pueden afectar a su trabajo. Los astronautas con experiencia han dado continuamente consejos a los más jóvenes y les han indicado cuáles eran las analogías con los vuelos espaciales. Para aquellos que irán al espacio, es una oportunidad para prepararse mejor", afirma.
Un sistema de comunicación español
Durante su estancia, los astronautas han probado también un nuevo sistema de comunicación (TEDRA) que ha sido desarrollado en colaboración con la Universidad de Zaragoza. Se trata de un sistema de radiocomunicación subterráneo inalámbrico digital que, al no necesitar cables de conexión y permite una gran autonomía.
Sus características permiten utilizarlo en estudios geológicos, explotaciones mineras o exploraciones deportivas de cuevas: "Los resultados han sido muy positivos. Es un sistema excepcional para espeleólogos porque permite comunicarse desde dentro de la gruta con el exterior sin cables. Cambia por completo la vida del espeleólogo", asegura. "Cada ambiente tiene un sistema de comunicación propio".
Asimismo, durante la expedición del año pasado instalaron en un punto clave de la gruta una estación meteorológica, que mide la temperatura, la humedad y la dirección y velocidad del viento y que les está permitiendo investigar el ambiente en la caverna durante todo el año. También se ha controlado la calidad del agua.
Bessone elogia el trabajo de los astronautas, pues asegura que la exploración ha presentado muchos retos: "No ha sido fácil pero estamos muy contentos con los resultados", resume.
Según la entrenadora, durante la estancia no han surgido conflictos destacados, aunque "siempre surgen discrepancias sobre el modo de hacer algunas cosas. Lo más importante es que durante el curso, han seguido las dinámicas de grupo para aprender de los errores del día anterior y lo han hecho a la perfección".
Tras disfrutar de sus primeros alimentos frescos de la semana [en la cueva sólo han tomado comida preparada como la que se consume en el espacio], la primera noche fuera de la gruta la pasaron en el mismo refugio en el que durmieron durante la fase de entrenamiento previo. Mañana sábado, los astronautas abandonarán la isla italiana, con la que esperanza de que se les asigne próximamente una misión al espacio.
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