Un pájaro se posa en una rama alta de un árbol. Un mono se mueve más abajo y agita las ramas. La espesura de la selva impide que el ave pueda ver qué o quién provoca que las hojas se alboroten. El primate es el «agente causal oculto». Hasta ahora se creía que sólo los seres humanos podían razonar sobre estos y deducir las causas de un acontecimiento aunque no pudieran verlas. Ahora se sabe que los cuervos de Nueva Caledonia también.
Los cuervos de Nueva Caledonia son de los animales más inteligentes de la Tierra. Saben fabricar (y utilizar) herramientas y resolver problemas muy difíciles. Konrad Lorenz, uno de los padres de la etología —la ciencia que estudia el comportamiento animal—, afirmaba en un libro que el único animal que le «habló» —que emitió sonidos con significado e intencionalidad concretos— fue su cuervo, Roa.
El científico Alex H. Taylor, junto a otros colaboradores, diseñó un experimento para poner a prueba si los cuervos de Nueva Caledonia eran capaces, como los humanos, de atribuir un determinado acontecimiento a un agente causal oculto. Montó una jaula que alojaba un ladrillo con comida —que había que extraer con un palo— y una lona que podía ocultar a una persona (como si fuese una cortina de ducha). En ésta había un agujero del que podía salir un palo y golpear al que tratase de sacar la comida.
Con humano o sin humano
Se sometió a los cuervos a distintas pruebas. En la primera veían a un humano esconderse detras la lona, tras lo que aparecía el palo y golpeaba el ladrillo con comida. Después el humano salía de la lona y abandonaba la jaula. Entonces dejaban al pájaro —que había presenciado toda la escena— ir a por la comida. El ave, capaz de deducir que el palo lo había agitado el humano —el «agente causal oculto»—, buscaba la comida sin preocuparse de que nada le pudiese golpear.
En otro experimento, sin embargo, el cuervo observaba que el palo salía de la lona y golpeaba el ladrillo de comida sin que hubiese entrado nadie a la lona. Cuando se le permitía ir a por el alimento, el pájaro se preocupaba constantemente de tener a la vista el agujero desde el que podían pegarle.
Según los investigadores, estos resultados apoyan la hipótesis de que los cuervos de Nueva Caledonia pueden deducir las causas de un evento aunque no las puedan observar directamente. Un rasgo de inteligencia que hasta ahora se pensaba que sólo se daba en humanos.
Esta especie, nativa del Pacífico Sur, es conocida por otras «proezas» intelectuales. Su uso de herramientas es de los más complejos de todas las especies animales con excepción del ser humano. Hace unos años se grabó a un cuervo de Nueva Caledonia que buscaba la manera de abrir nueces con comodidad. Primero probó lanzándolas desde muy alto contra suelo duro. Como este método no funcionaba muy bien, decidió lanzarlas cerca de coches en marcha para que estos las rompiesen con las ruedas. Su última idea fue acercarse a un paso de peatones, aguardar al semáforo en rojo, poner la nuez junto a la rueda de un coche y esperar a que éste pasase.
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