Cada persona lleva en sus tripas un zoo microscópico que pesa unos dos kilos y que funciona como un órgano más. Son bacterias que procesan la comida, aportan energía y refuerzan el sistema inmune. Por primera vez, un proyecto europeo ha identificado todos sus genes, que componen el primer metagenoma humano publicado.
"Es algo paralelo a lo que fue la secuenciación del genoma humano", explica a Público Francisco Guarner, médico del Hospital Vall dHebron de Barcelona. Ha liderado uno de los 13 grupos que participan en el proyecto europeo MetaHIT, un consorcio financiado por entidades tan dispares como la UE o la multinacional Danone y que se ha adelantado a otros grupos similares de EEUU o Canadá. Todos intentan secuenciar el conjunto de microbios que viven en el cuerpo y averiguar cómo contribuyen a la salud y la enfermedad.
"Este trabajo es rompedor y será el pilar del estudio de los microbios intestinales durante años", explica Jo Handelsman, investigadora de la Universidad de Yale (EEUU) y creadora de la metagenómica. La disciplina estudia los genes de diferentes formas de vida entendiéndolos como un todo que funciona al unísono.
El trabajo, que publica hoy Nature en su portada, ha analizado la flora bacteriana de 124 personas de Dinamarca y España, en representación de poblaciones nórdicas y mediterráneas. Unos estaban sanos y otros padecían obesidad y enfermedades intestinales, lo que permitirá identificar los genes bacterianos que intervienen en las dolencias.
Análisis de heces
Para adentrarse en el microbioma, los científicos han analizado su resultado más patente: los excrementos de los participantes. El análisis ha desvelado un catálogo de más de tres millones de genes, en su gran mayoría de bacterias, y que suponen "casi el 100% de los genes de la flora intestinal humana", según Guarner.
"No se han identificado grandes diferencias en cuanto al ecosistema microbiano intestinal de españoles y daneses", detalla Guarner. Cada persona lleva más de medio millón de esos genes y al menos 200.000 de ellos son idénticos en la mayoría. Sí se han encontrado diferencias significativas en la flora de las personas sanas y las que sufren colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, aunque se ignora qué genes son los responsables.
"Los microorganismos que se alojan en el tubo digestivo participan de modo importante en la nutrición y en el desarrollo del sistema inmune", explica Guarner. "Conocer cuáles son los que participan nos puede permitir corregir disfunciones o trastornos tales como la obesidad o las enfermedades inflamatorias del intestino", añade. También permitirán a un médico saber cuál es la cantidad y distribución bacteriana saludable.
MetaHIT, en el que participan seis países europeos y China, tiene por delante dos años más de trabajo. Su base de datos servirá a otros equipos. "El resto del mundo agradece a este grupo ese catálogo tan valioso", enfatiza Handelsman.
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