Se llaman «buckybolas» y nunca antes habían sido vistas en el espacio. Se trata de unas moléculas de carbono en forma de balón de fútbol que fueron vistas por primera vez en laboratorio hace 25 años, pero que nunca habían sido detectadas más allá de la atmósfera y cuya existencia ahí arriba, aunque se sospechaba, ha supuesto una auténtica sorpresa. Ahora, el telescopio espacial Spitzer de la NASA las ha descubierto flotando en una nebulosa planetaria conocida como Tc 1. La revista Science publica un artículo sobre el descubrimiento.
El profesor japonés Eiji Osawa predijo la existencia de las «buckybolas» en 1970, pero no se observaron hasta quince años después en laboratorio. Desde entonces, estas moléculas se han encontrado en el hollín de las velas, capas de rocas y meteoritos, pero habían sido muy esquivas en el espacio. Llamadas así porque recuerdan a las cúpulas geodésicas del arquitecto Buckminster Fuller, las «buckybolas» son «las moléculas más grandes conocidas en el espacio», asegura el astrónomo Jan Cami, de la Universidad de Ontario Occidental, en Canadá. «Estamos emocionados porque tienen propiedades únicas que las hacen importantes para todo tipo de procesos químicos y físicos que tienen lugar en el espacio», explica.
Estos fenómenos están compuestos de 60 átomos de carbono ordenados en estructuras esféricas tridimensionales y son una fotocopia del clásico balón de fútbol. Curiosamente, los científicos también encontraron a unas primas de las «buckybolas», bautizadas como C70, que tienen forma de balón de rugby. Posiblemente, las «buckybolas» reflejan una etapa corta de la vida de la estrella de la nebulosa planetaria en la que se encuentra, cuando desprende grandes cantidades de material rico en carbono. Los científicos reconocen que las descubrieron gracias a un golpe de suerte, ya que dentro de unos años pueden estar demasiado frías para ser detectadas.
En la Tierra, el estudio de estas moléculas se aplica a la investigación en fármcos y tecnologías superconductoras.
FUENTE:
http://www.abc.es/20100723/ciencia/descubren-unas-bolas-espaciales-201007231741.html
El profesor japonés Eiji Osawa predijo la existencia de las «buckybolas» en 1970, pero no se observaron hasta quince años después en laboratorio. Desde entonces, estas moléculas se han encontrado en el hollín de las velas, capas de rocas y meteoritos, pero habían sido muy esquivas en el espacio. Llamadas así porque recuerdan a las cúpulas geodésicas del arquitecto Buckminster Fuller, las «buckybolas» son «las moléculas más grandes conocidas en el espacio», asegura el astrónomo Jan Cami, de la Universidad de Ontario Occidental, en Canadá. «Estamos emocionados porque tienen propiedades únicas que las hacen importantes para todo tipo de procesos químicos y físicos que tienen lugar en el espacio», explica.
Estos fenómenos están compuestos de 60 átomos de carbono ordenados en estructuras esféricas tridimensionales y son una fotocopia del clásico balón de fútbol. Curiosamente, los científicos también encontraron a unas primas de las «buckybolas», bautizadas como C70, que tienen forma de balón de rugby. Posiblemente, las «buckybolas» reflejan una etapa corta de la vida de la estrella de la nebulosa planetaria en la que se encuentra, cuando desprende grandes cantidades de material rico en carbono. Los científicos reconocen que las descubrieron gracias a un golpe de suerte, ya que dentro de unos años pueden estar demasiado frías para ser detectadas.
En la Tierra, el estudio de estas moléculas se aplica a la investigación en fármcos y tecnologías superconductoras.
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http://www.abc.es/20100723/ciencia/descubren-unas-bolas-espaciales-201007231741.html
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