Imagínese una jugosa chuleta. O un rodaballo. O mejor aún, una golosa tarta de chocolate. De forma instintiva, el cerebro activa la imagen de una comida cuando su estómago tiene un agujero. Nada raro. Lo habitual es pensar en comida cuando se tiene hambre, solo que ahora se sabe que esta práctica, lejos de aumentar la ansiedad por conseguir aquello que se ha deseado, reduce las ganas reales de consumirlo. O, dicho de otra forma, pensar en comida ayuda a adelgazar.
A esta conclusión llegó un equipo de investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon (Pittsburgh, Estados Unidos) tras realizar cinco experimentos en los que probaron si la estimulación mental del consumo de un alimento hacía disminuir su consumo real posterior, tal y como se demostró. Lejos también de ser una mera curiosidad científica, el trabajo ha merecido la publicación en la prestigiosa revista científica Science .
«Tratar de suprimir los pensamientos de los alimentos que se deseen con el fin de reducir la ansiedad es una estrategia fundamentalmente fallida», explica Carey Morewedge, autor principal del estudio. Entre otros experimentos, a los participantes se les estimuló para que imaginasen comer treinta pequeñas bolitas de chocolate de una conocida marca. Luego se les dejó comer las que quisieran. Y la sorpresa fue que los que más habían pensado en ingerir los pedacitos de chocolate fueron los que menos consumieron. Los científicos explican este comportamiento con la habituación al estímulo del apetito.?«La habituación es uno de los procesos fundamentales que determinan cuánto consumimos, cuándo terminamos y cuándo pasamos a consumir otra cosa», dijo Joachim Vosgerau, profesor de márketing y miembro del grupo de expertos que realizaron la investigación. «En cierto punto, la mera imaginación de una experiencia es un sustituto de la experiencia real. La diferencia entre imaginación mental y experiencia verdadera es aparentemente mucho menor que lo supuesto hasta ahora», añadió el investigador.
FUENTE:
http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2010/12/10/0003_8900654.htm
A esta conclusión llegó un equipo de investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon (Pittsburgh, Estados Unidos) tras realizar cinco experimentos en los que probaron si la estimulación mental del consumo de un alimento hacía disminuir su consumo real posterior, tal y como se demostró. Lejos también de ser una mera curiosidad científica, el trabajo ha merecido la publicación en la prestigiosa revista científica Science .
«Tratar de suprimir los pensamientos de los alimentos que se deseen con el fin de reducir la ansiedad es una estrategia fundamentalmente fallida», explica Carey Morewedge, autor principal del estudio. Entre otros experimentos, a los participantes se les estimuló para que imaginasen comer treinta pequeñas bolitas de chocolate de una conocida marca. Luego se les dejó comer las que quisieran. Y la sorpresa fue que los que más habían pensado en ingerir los pedacitos de chocolate fueron los que menos consumieron. Los científicos explican este comportamiento con la habituación al estímulo del apetito.?«La habituación es uno de los procesos fundamentales que determinan cuánto consumimos, cuándo terminamos y cuándo pasamos a consumir otra cosa», dijo Joachim Vosgerau, profesor de márketing y miembro del grupo de expertos que realizaron la investigación. «En cierto punto, la mera imaginación de una experiencia es un sustituto de la experiencia real. La diferencia entre imaginación mental y experiencia verdadera es aparentemente mucho menor que lo supuesto hasta ahora», añadió el investigador.
FUENTE:
http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2010/12/10/0003_8900654.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario