Eso es lo que promete el material que han desarrollado un grupo de investigadores de la Universidad de Georgia (USA). Las aplicaciones serían múltiples (en el campo militar, de la seguridad, de la medicina…) y la base sería una especie de “laberinto de trampas para la energía” compuesto por iones de cromo y galogermanatos de zinc.
Algunos necesitan poco para excitarse.
Pero es que lo de este curioso compuesto es de record, pues le basta unos milisegundos de explosición a la luz solar para excitarse y ofrecer más de 300 horas de iluminación. Incluso si el día está nublado, le bastaría para recargarse.
Esta sustancia fosforescente puede incluso obtener su ración de energía aunque no esté expuesta directamente al sol, no importa si está a la sombra, bajo el agua o incluso sumergida bajo una solución corrosiva. Se sigue activando su proceso de fosforescencia. No deja de excitarse ni debajo del agua. Sabemos que la situación te es familiar, no disimules.
El director del proyecto, Zhengwei Pan, sostiene que este material puede añadirse en forma de pintura o tinta de manera que una persona u objeto pueda ser pintado y distinguirlo en la oscuridad mediante gafas infrarrojas, ante las que aparecería como un brillante punto verde.
En el campo de la investigación médica se está estudiando la posibilidad de añadirlo como nanopartículas que se adhieran a las células cancerosas para poder distinguirlas, identificarlas y así inestigarlas y erradicarlas. También puede tener esta sustancia aplicaciones en la industria de la próxima generación de placas solares por su alta eficiencia recolectora y almacenadora de este tipo de energía. ─[BBC]
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