Lo que estáis viendo en la imagen es el tejido intestinal de una mosca de la fruta joven, a la izquierda, y otra anciana, a la derecha. ¿Para qué os lo pongo? Pues para que veáis como el envejecimiento se ceba con las moscas al igual que con nosotros. Bueno, hasta ahora, ya que gracias a la modificación genética del gen dPGC-1 este proceso tarda mucho más, haciendo que las moscas vivan un 50% más.
No, los investigadores no son fabricantes de insecticidas y no lo han hecho para aumentar la población de moscas, en realidad este fenómeno se podría trasladar a lo humanos donde existe un gen similar.
Concretamente se trata del PGC-1 y se encarga de regular el número de mitocondrias en las celulas, que sirven para obtener energía de los nutrientes. Pues bien, numerosos estudios han comprobado que las dietas hipocalóricas ralentizan el envejecimiento, así que han probado a “overclockear” el PGC-1 para ver que pasaba.
El efecto, al menos en las moscas de la fruta, es muy parecido a la dieta hipocalórica y han conseguido que las moscas genéticamente alteradas vivieran entre un 20 y un 50% más.
Los investigadores son un equipo conjunto de Salk Institute for Biological Studies y la Universidad de California, y creen que pueda ser la clave para una mayor longevidad sin necesidad de seguir la dieta de Angelina Jolie.
Queda por ver si se consigue el mismo efecto en primates y en última instancia en los humanos, en cuyo caso deberíamos prepararnos para que nos aumenten la edad de jubilación ostensiblemente. [Cell]
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