Desde los inicios del automóvil, las competiciones siempre han sido el banco de pruebas donde se ensayan nuevas tecnologías. La mayoría de los avances en la construcción de automóviles se ha probado antes en los circuitos de todo el mundo, tanto en materia de seguridad como de tecnología avanzada. Las estructuras reforzadas, los cinturones de seguridad, los elementos aerodinámicos, los motores rotativos o el uso del metanol como combustible, son sólo algunos ejemplos.
Ahora se prepara un paso más: el uso del hidrógeno como combustible en un coche de carreras de máximas prestaciones.
Le Mans, la carrera de 24 horas que pasa por ser la más dura y famosa del mundo, siempre ha estado abierta a las nuevas tecnologías. Y por ello tiene un reglamento muy amplio que permite alinear vehículos que estarían prohibidos en otras series. De ahí que haya sido la competición elegida por el nuevo y revolucionario proyecto denominado Green GT H2. Un sport-prototipo abierto que está ya realizando las primeras pruebas para enfrentarse a esta exigente carrera.
Su diseño revolucionario se diferencia claramente del resto de los prototipos de su clase por los depósitos de hidrógeno que van instalados en los laterales del vehículo. Todo será un proyecto totalmente innovador, ya que éste será el primer automóvil de competición propulsado por células de hidrógeno, que, además, incorpora tecnología de transmisión eléctrica.
Retos
El proyecto se enfrenta a retos interesantes. Uno de ellos es el equipamiento de neumáticos especiales para este vehículo que van a ser desarollados por Dunlop. Los coches eléctricos representan retos diferentes para el diseñador de neumáticos, como, por ejemplo, el peso extra de las baterías del vehículo. Esto implica que la capacidad de carga del neumático debe incrementarse y, además, debe tener una baja resistencia a la rodadura.
Aún quedan por desvelar algunos detalles importantes que pueden determinar el grado de competitividad de este nuevo prototipo en carrera. Como, por ejemplo, conocer cuál es su consumo y el tiempo necesario para repostar de hidrógeno sus depósitos. Un nuevo reto, además, para los organizadores que, hasta ahora, sólo han visto correr en su circuito a motores de gasolina y diésel, pero nunca a uno de hidrógeno, que tendrá que tener unos depósitos adicionales para repostar en los boxes o con importantes medidas de seguridad.
Se abre un nuevo camino en el mundo de las carreras que, por el momento, nadie sabe hasta dónde llegará.
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