Después de nueve años de experimentos, investigadores japoneses afirman tener en sus manos el esquivo elemento atómico 113, llamado temporalmente Ununtrium, después de crear un tercer átomo del mismo.
Si están en lo cierto, este elemento podría ser añadido como uno más a la tabla periódica y Japón podría reclamar los derechos para ponerle nombre, aunque otros equipos estadounidenses y rusos que también trabajan en lo mismo no están dispuestos a que les quiten el mérito.
La investigación de elementos superpesados, que no se obtienen de forma natural y deben ser producidos a través de experimentos, es un proceso en extremo complejo, laborioso y delicado. Desde que se descubrió el primero en 1940, los países han competido por sintetizar más de dichos elementos. Estadounidenses descubrieron los elementos 93 a 103; rusos y americanos hallaron los elementos 104 a 106; alemanes pueden arrogarse los elementos 107 a 112, y rusos y americanos encontraron juntos los elementos 114 y 116. Todos son inestables y duran poco más de un segundo antes de convertirse en partes más pequeñas.
El elemento 113 fue obtenido por primera vez en 2003 por físicos rusos y estadounidenses en experimentos sobre la síntesis del elemento 115, pero el hallazgo no fue reconocido por la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada. Ahora, el investigador Kosuke Morita y su equipo de lRIKEN Nishina Center for Accelerator-based Science (RNC) dicen haber convertido a Japón en el primer país asiático en nombrar un elemento atómico.
Repetido en otro laboratorio
Durante años, Morita ha investigado el elemento empleando un separador de iones de retroceso de gas a medida (GARIS) acoplado a un detector de semiconductores para identificar los productos de la reacción. El 12 de agosto, según cuenta el equipo en un comunicado, sus experimentos dieron su fruto: los iones de zinc colisionaron con una fina capa de bismuto para producir un ion muy pesado seguido de una cadena de seis descomposiciones alfa consecutivas identificado como productos de un isótopo del elemento 113.
«Durante 9 años, hemos estado investigando para tener datos que identificaran concluyentemente el elemento 113, y ahora que al final lo tenemos, sentimos que nos hemos quitado un gran peso de nuestra espalda», afirma Morita. Los japoneses esperan recibir el reconocimiento su trabajo, pero para que esto suceda el experimento debe ser repetido en otro laboratorio.
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