En el universo de ficción de Star Trek, las naves espaciales son capturadas por un rayo tractor, un campo de fuerza controlado a distancia, como si les hubieran lanzado una soga invisible. Hasta aquí la fantasía, pero ese ingenio fruto de la imaginación acaba de hacerse realidad, eso sí, con objetos microscópicos. Investigadores de la británica Universidad de St. Andrews y del Instituto de Instrumentos Científicos (ISI) de la República Checa han logrado atrapar objetos con un rayo de luz. La nueva técnica podría llevar a pruebas médicas más eficientes, como los análisis de sangre.
Aunque las técnicas de manipulación de la luz existen desde los años 70, esta es la primera que un haz de luz se utiliza para atraer objetos hacia la fuente de luz, aunque a un nivel microscópico. El equipo descubrió una técnica que les permitió proporcionar una fuerza «negativa» que actúa sobre minúsculas partículas.
Normalmente, cuando luz y materia interactúan, el objeto sólido se ve empujado por la luz y transportado en el flujo de fotones. Tal fuerza de radiación se identificó inicialmente gracias a Johanes Kepler, cuando observó que la cola de los cometas apuntaba en la dirección contraria al Sol. A lo largo de los últimos años los investigadores se han dado cuenta de que aunque este es el caso para la mayor parte de los campos ópticos, existe un espacio de parámetros cuando esta fuerza se invierte.
Los científicos han demostrado ahora la primera prueba experimental de esta idea. Según explican, la técnica permite el ordenado óptico de objetos microscópicos con un dispositivo que es sencillo y barato. Los investigadores creen que sus hallazgos podrán ser útiles en prometedoras aplicaciones biomédicas de manipulación óptica, como ordenar moléculas, orgánulos o células para su análisis.
«Estos métodos abren nuevas oportunidades para la fotónica fundamental, así como para aplicaciones en las ciencias de la vida», afirma Oto Brzobohaty, uno de los investigadores que ha participado en el estudio.
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