En 1969, un ejército de expertos se juntaba en Harvard para complotar un programa educativo para niños sin recursos. Su cumpleaños coincide con el primer presidente ‘nativo de Sésamo’ en la Casa Blanca.
Cualquier usuario de Google familiarizado con los Doodles, las variaciones de su logo, hubiera podido predecir el del pasado lunes 9 de noviembre: estaría dedicado, claro, al muro de Berlín. ¿A qué, si no?
Error. Sí se hizo un Doodle del muro, pero sólo para Alemania. El resto del mundo tiene, a lo largo de toda la semana, algo más importante que conmemorar: los 40 años de Barrio Sésamo. Darwin, Ghandi o Martin Luther King tendrán su día en Google, pero la Rana Gustavo se ha ganado una semana completa.
Puede que se deba a que Larry Page y Sergei Brin, los fundadores del buscador, forman parte de una generación indeleblemente marcada por el programa que, cuando nació, en noviembre de 1969, tenía como uno de sus objetivos educativos que los niños no olvidasen los contenidos que aprendían en el Barrio. Y no son los únicos. De Barack Obama ha dicho la revista Time que más que el primer presidente negro se trata del primer presidente Sésamo. El primero suficientemente joven para haberse educado con el programa.
Su mujer, Michelle Obama, aparece precisamente en el capítulo que marca el 40 aniversario. Cuando lo rodó, la Primera dama aseguró que era lo más excitante que le había ocurrido desde que llegó a la Casa Blanca.
Su creadora, la productora televisiva Joan Ganz Cooney, ideó Barrio Sésamo para niños como Barack y Michelle y menos privilegiados: de orígenes diversos, preferiblemente residentes en zonas urbanas y con ingresos reducidos.
Sin lucro ni tabúes
Cooney convenció al Gobierno, la PBS (la televisión pública estadounidense, un reducto marginal de programas educativos) y una serie de fundaciones para que financiasen el proyecto que empezó a cocinarse en la Universidad de Harvard entre un ejército de psicólogos infantiles, educadores y profesionales de la tele a los que pronto se sumaría el marionetista Jim Henson. Él aportaría los muñecos que hoy asociamos al programa y que desde el principio interactuarían con humanos.
Esas dos características, el ser un producto sin ánimo de lucro y la detalladísima investigación educativa que hay detrás de cada sketch -uno se vetó porque Elmo trepaba sobre una letra "O" y los pedagogos creyeron que podía incitar a los bebés a colarse por el inodoro- se mantienen hasta hoy y explican el carácter del programa. Eso y la intención de que no existieran temas tabú: el divorcio, la homosexualidad y la muerte de los seres queridos se han explicado a sus espectadores, que empiezan al año de edad. Uno de los episodios más memorables en Estados Unidos (y el preferido de Carroll Spinney, el actor que se mete dentro de la Gallina Capo-nata desde 1969) se emitió en 1983, cuando falleció uno de los actores y el programa aprovechó para contar a los niños que cuando alguien muere, no se le vuelve a ver. Ver la cara deBig Bird(en España, conocida como Caponata o Pico Paco para distintas generaciones) intentando comprender esa realidad sigue emocionando a espectadores de cualquier edad. Hace unos meses, se emitió un especial de una hora dedicado a los efectos de la crisis financiera.
Aunque toda esa pedagogía y buenas intenciones hubieran quedado en nada, si Barrio Sésamo no fuese, antes que nada, desternillante para los niños. Ahí es donde entra el gamberrismo de Triqui, el Monstruo de las galletas y el hablar por hablar de Epi y Blas.
Las galletas, por cierto, estuvieron a punto de desaparecer en los noventa. El BarrioSésamo de los últimos años concede mucha más importancia a la obesidad infantil y ahora el Monstruo come también verduras y los muñecos hacen yoga. Así nadie duda de que llegarán a los 80.
EN EL MUNDO
El puercoespín que no quiso Israel
Los espectadores españoles conectaron por primera vez con 'Barrio Sésamo' en 1976, cuando empezaron a traducirse algunos 'sketches' dentro de 'Un globo, dos globos, tres globos'. Aunque, como recuerda el director del canal infantil de RTVE, Yago Fandiño, en aquellos tiempos se explicaba a los niños estadounidenses cómo no perderse en un hipermercado, cosa que les sonaba a chino al 90 % de los espectadores españoles. Ya en 1979 se decidió hacer una adaptación mucho más ambiciosa del formato, con un 50% de contenidos propios. " Profesionales de TVE se desplazaron a Nueva York a aprender en Desame Workshops", explica Fandiño. Llegaban entonces la auténtica gallina Caponata -que era rosa, y no amarilla- y el caracol Perezgil. Espinete, el personaje que probablemente más haya arraigado en España, llegó por casualidad en 1983. En la factoría de Jim Henson no daban abasto con las peticiones. El marionetista Kermit Love había creado un puercoespín, símbolo del estado de Israel, para ese país. Pero las negociaciones fracasaron y Love lo envió a España, por si colaba. Coló y triunfó junto a Don Pimpón hasta que le sustituyeron Yupi y sus mundos, para disgusto de sus fieles. Tras años de ausencia, 'Juega conmigo Sésamo' volvía este año a La 2.
En el resto del mundo, 'Barrio Sésamo' ha alcanzado 120 países. A sus creadores les gusta hablar de la 'diplomacia teleñeca' para describir sus esfuerzos en Palestina o Suráfrica.
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