12 nov 2009

La NASA reproduce en el laboratorio un componente clave para la vida



Científicos de la NASA han conseguido reproducir en el laboratorio un ingrediente indispensable para la formación de la vida tal y como la conocemos actualmente en la Tierra. Se trata del uracilo, un componente clave en nuestro material hereditario, que puede encontrarse en cualquier criatura viva en el planeta. El descubrimiento puede ayudar a los astrobiólogos a comprender cómo se originó o de dónde llegó la primera esencia animada que colonizó nuestra pequeña bola azul.


«Hemos demostrado por primera vez que podemos crear uracilo, un componente del ácido ribonucleico (ARN o RNA, en sus siglas en inglés) no biológicamente en un laboratorio bajo las condiciones que encontramos en el espacio», ha explicado Michel Nuevo, científico del Centro de Investigación Ames de la NASA en Moffet Field, California.


171 grados bajo cero


Pero, ¿cómo lo lograron? Los científicos descubrieron que al exponer una muestra de hielo que contenía pirimidina -una molécula en forma de anillo hecha de carbono y nitrógeno que también ha sido encontrada en meteoritos- a radiación ultravioleta bajo condiciones similares a las del espacio: en vacío y a temperaturas de -171º C., en lugar de destruirse, la pirimidina tomaba nuevas formas y se producía el uracilo. Eureka. En otras palabras, un ingrediente vital es capaz de originarse y sobrevivir en las infernales condiciones más allá de la atmósfera, lo cual abre la puerta muchas preguntas... y alguna posibilidad que roza la ciencia ficción.


Los investigadores han simulado los entornos que se encuentran en el espacio interestelar y en el Sistema Solar durante años y éste es un importante avance en sus estudios. «Nadie entiende realmente cómo empezó la vida en la Tierra. Nuestros expermientos demuestran que, una vez formada la vida, muchos de los bloques esenciales para su origen estaban presentes desde el inicio. Dado que estamos simulando condiciones astrofísicas universales, es probable que lo mismo suceda cada vez que se forma un planeta», han explicado los especialistas. El estudio ha sido publicado en la revista Astrobiology.








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