Un equipo científico israelí ha descubierto y fotografiado en el Mar Rojo el primer tipo de coral que se alimenta de medusas de su mismo tamaño, en un ejemplo de ventaja evolutiva en un medio afectado por el calentamiento global. "Es un fenómeno bastante extraordinario que supera todo lo que sabíamos sobre corales desde hace cien años", explicó a Efe Omri Bronstein, uno de los autores del descubrimiento.
El coral en cuestión es el Fungia scruposa, compuesto de un gran pólipo de unos treinta centímetros de diámetro y que es solitario; es decir, que no forma colonias, como hace la mayoría. Sus 'víctimas' son medusas comunes (Aurelia aurita), como las que pueblan la mayoría de océanos del planeta y consideradas hasta ahora alimento sólo de predadores como peces o tortugas.
El proceso de captura dista notablemente del movimiento raudo con que una rana captura una mosca o un león ataca a una gacela, sino que dura muchas horas. "Durante la hora que estuvimos sumergidos no vimos prácticamente ningún cambio en el acto de absorción de la medusa", admite Bronstein, estudiante de doctorado en el Departamento de Zoología de la Universidad de Tel Aviv.
Los corales reciben su energía generalmente de dos fuentes: la ingesta de plancton (incluido quizás medusas microscópicas) y los productos que le proporciona la fotosíntesis, que no efectúan ellos, sino unas algas con las que mantienen una relación mutualista y que aportan los vistosos colores que atraen a tantos submarinistas.
Por ello, los autores del estudio, publicado "Coral Reefs" bajo la dirección del profesor Yossi Loya, de la universidad de Tel Aviv, creen que este tipo de coral ha desarrollado una habilidad para obtener una fuente adicional de proteínas que le confiere una gran ventaja evolutiva respecto a otros corales pólipos.
"Otros cnidarios (un filo de celentéreos provistos de células urticantes que abarca pólipos, corales o medusas), como la anémona Entacmaea medusivora, en Palau, han sido vistos alimentándose de medusas. Pero, a diferencia de la Fungia scruposa, se trata de anémonas marinas constantemente rodeadas de su presa y carentes de endosimbióticos fotosintéticos", apunta el artículo.
Bronstein cree que el cambio tiene especial importancia en un contexto de aumento en frecuencia e intensidad de los brotes estacionales de medusas, un fenómeno generalmente asociado al calentamiento global.
Este mismo tipo de coral ya había asombrado a los científicos por su adaptabilidad sexual, que le permite tornarse varón o hembra en función de la estación.Ahora los propios investigadores se preguntan además cómo un organismo con movilidad limitada (no está pegado al fondo marino), como este tipo de coral, puede atrapar medusas.
"Los corales, como por ejemplo las tortugas, tienden a irse hacia el fondo cuando están cansadas o en el ocaso de su vida. Creemos que en un espacio donde hay miles y miles de medusas algunas simplemente se acaban posando sobre la boca del coral", señala el experto.
A esto se suma que las medusas no han desarrollado aún una respuesta evolutiva a esta nueva amenaza, fotografiada el pasado marzo en un observatorio marino en el Golfo de Aqaba, una especie de triángulo fronterizo entre Israel, Egipto y Jordania.
"Quizás dentro de miles de años las medusas generarán un instinto defensivo. Hasta entonces se trata de un gran avance para este tipo de coral", concluye Bronstein.
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