Un equipo de investigadores ha encontrado una nueva especie humana que se extinguió hace miles de años. El análisis de un fragmento de un dedo meñique hallado en una cueva de Siberia indica que su portador vivió hace unos 40.000 años. Aunque compartió territorio y época con humanos modernos y neandertales, sus genes indican que no perteneció a ninguna de estas especies. Los investigadores responsables del estudio, publicado hoy en Nature, la han bautizado Woman X, Mujer X.
“Este nombre provisional indica que no sabemos realmente lo que es”, explica a Público Johannes Krause, investigador del Instituto Max Planck de Alemania y uno de los autores del estudio. El nombre ni siquiera indica que el fósil perteneciera a una mujer, sino que la parte de ADN analizada, la mitocondrial, la legan sólo las madres a sus hijos, añade.
“Quienquiera que llevase este ADN es una nueva criatura de la que hasta ahora desconocíamos su existencia”, explica Svante Pääbo, autor principal del estudio y uno de los mayores expertos del mundo en extraer y analizar material genético antiguo. Este investigador del Instituto Max Planck presentó en diciembre el genoma parcial del neandertal. Su trabajo actual supone un nuevo hito, ya que es la primera vez que se sugiere la existencia de una nueva especie humana a partir de su ADN y no de sus huesos.
“Es un estudio sorprendente”, señala Antonio Rosas, paleobiólogo del CSIC que ha estudiado los fósiles neandertales de Asturias que se usaron para secuenciar el genoma de la especie. “Este análisis genético es como una gran lupa para sacar mucha información de algo muy pequeño”, explica.
Sus descubridores se han cuidado mucho de decir que la Mujer X es una especie como tal, ya que hasta ahora sólo se ha hecho tal cosa basándose en suficientes huesos que lo prueben. Sí aseguran que el ADN del fósil tiene diferencias nunca vistas respecto al resto de especies humanas.
El pequeño fósil se halló en 2008 en Denisova, una cueva en los montes Altai de Rusia. Pertenecía, posiblemente, a un niño de unos cinco años, debido a su tamaño, según los investigadores.
Su ADN mitocondrial es único. Mientras los neandertales y los humanos modernos se diferenciaban en un 1,2% de su ADN mitocondrial, la Mujer X se diferencia de ambas especies en un 2,5%, el doble, explica Krause.
Los tres vivieron en estrecha proximidad. Otros yacimientos de la zona indican que, en un radio de 100 kilómetros y en la misma época, vivieron los neandertales y los humanos modernos. Incluso compartieron refugio, ya que en Denisova se han hallado brazaletes y otros ornamentos hechos por humanos modernos. “Es tentador pensar que en realidad son los útiles de esta nueva especie, pero no es muy probable”, señala Krause.
Los investigadores han comparado el genoma mitocondrial de la Mujer X con el de 54 humanos modernos, seis neandertales, un bonobo y un chimpancé. Usaron un nuevo método descrito por Pääbo en 2009 para diferenciar ADN antiguo de actual. “La posibilidad de contaminación de la muestra es de un 0,2%”, explica Krause.
Sus cálculos indican que el nuevo linaje se separó del de los humanos modernos y los neandertales hace un millón de años, 500.000 antes de que lo hicieran las otras dos especies. Este dato y el ADN descartan que la Mujer X fuera descendiente del Homo Erectus que abandonó África hace unos dos millones de años, antes de que aparecieran en ese continente los primeros humanos modernos. Según el estudio, el nuevo linaje se separó de los humanos modernos en África y después colonizó Eurasia durante una migración de la que hasta ahora no se tenía constancia.
Otra opción que el estudio no ha podido descartar es que se trate de una rareza dentro del Homo heidelbergensis. Sin embargo, estos ancestros de los neandertales se extinguieron hace unos 250.000 años, mucho antes de que desapareciera el linaje de la Mujer X.
“La importancia real de este estudio está por ver”, advierte Carles Lalueza, que también trabaja con restos neandertales de Asturias. La gran variación genética que parecen presentar estos restos podría deberse a que, en aquella época, pudo haber una mayor heterogeneidad genética dentro de una misma especie, argumenta.
El trabajo puede volver a despertar una polémica similar a la que ya causó el hobbit, otro miembro de la familia humana que vivió en la isla indonesia de Flores hasta hace alrededor de 13.000 años. Aunque un reducto de expertos sigue resistiéndose a aceptarlo, la mayoría ya reconoce a esta especie como miembro de la familia humana, comenta Rosas. Estos nuevos datos están desvelando una diversidad humana inusitada. “La evolución humana se hace cada vez más complicada y rica”, añade Rosas.
El experto advierte que el caso de la Mujer X tendrá que ser confirmado con más estudios. Una manera de hacerlo será encontrar más huesos. Tal vez nunca ocurra, ya que poca tierra queda en Denisova que no se haya trillado. “No tenemos muchas expectativas, pero no perdemos la esperanza”, señala Krause.
La otra forma de confirmar que la Mujer X es una nueva especie es mucho más asequible y revolucionaria. Se trata de analizar su genoma completo extraído del núcleo celular, algo que ya se está haciendo y que se publicará este año, comenta Krause. Esta secuencia de ADN, mucho más completa, podría desvelar además su sexo, el color de su pelo o si en algún momento se apareó con neandertales o humanos modernos en las montañas de Altai, comenta Krause. También aportará muchos más detalles sobre el mapa evolutivo humano ya que, en unos meses, el equipo de Pääbo, junto a Lalueza y otros expertos españoles, publicarán el genoma completo del neandertal.
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