Sebastián Bendito Vallori puede convertirse en la salvación del Golfo de México tras el vertido de BP si su idea funciona. Este inventor que trabaja en lo que fue una antigua fábrica de zapatos asegura haber dado con la clave para controlar el vertido. Tanto es así que su idea ya está rodando por los despachos de la Casa Blanca.
El sistema se parece mucho al que se utilizó en España con el vertido del Prestige y del que se proclama creador, con una diferencia que se convierte en la clave de lo que puede ser el éxito del producto y que hace pocas semanas también defendió el director Kevin Costner ante el Congreso de EE.UU.: la separación en la extracción de gas y petróleo.
Se trata de un mecanismo simple pero muy eficiente, una estructura metálica en forma de campana colocada sobre el yacimiento desde el que brota el petróleo contendría el flujo. Dos vehículos recolectores dirigidos por control remoto extraerían el petróleo al mismo tiempo que otros dos aparatos gemelos hacen lo propio con el gas.
Los recolectores irían turnándose de manera que mientras dos de ellos absorben material los otros dos regresan a la superficie para depositarlo en los contenedores de las embarcaciones. Un ciclo de extracción continua que debería prolongarse en función de la cantidad de crudo y del volumen que se considere deben poseer las cisternas recolectoras.
La separación en la extracción de gas y petróleo es clave para acometer la actuación, señala, como revelan los fracasos continuados de BP, quien ha intentado sin éxito el bloqueo del flujo de crudo desde el hundimiento de la plataforma el pasado 20 de abril.
Las tareas de la petrolera, realizadas a 1.500 metros de profundidad y monitorizadas por robots submarinos, se han topado con un obstáculo tras otro, el último cuando la campana que debía contener las fugas no cumplió su cometido como se esperaba.
El sistema se parece mucho al que se utilizó en España con el vertido del Prestige y del que se proclama creador, con una diferencia que se convierte en la clave de lo que puede ser el éxito del producto y que hace pocas semanas también defendió el director Kevin Costner ante el Congreso de EE.UU.: la separación en la extracción de gas y petróleo.
Se trata de un mecanismo simple pero muy eficiente, una estructura metálica en forma de campana colocada sobre el yacimiento desde el que brota el petróleo contendría el flujo. Dos vehículos recolectores dirigidos por control remoto extraerían el petróleo al mismo tiempo que otros dos aparatos gemelos hacen lo propio con el gas.
Los recolectores irían turnándose de manera que mientras dos de ellos absorben material los otros dos regresan a la superficie para depositarlo en los contenedores de las embarcaciones. Un ciclo de extracción continua que debería prolongarse en función de la cantidad de crudo y del volumen que se considere deben poseer las cisternas recolectoras.
La separación en la extracción de gas y petróleo es clave para acometer la actuación, señala, como revelan los fracasos continuados de BP, quien ha intentado sin éxito el bloqueo del flujo de crudo desde el hundimiento de la plataforma el pasado 20 de abril.
Las tareas de la petrolera, realizadas a 1.500 metros de profundidad y monitorizadas por robots submarinos, se han topado con un obstáculo tras otro, el último cuando la campana que debía contener las fugas no cumplió su cometido como se esperaba.
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