El infarto de miocardio es una de las principales causas de mortalidad en esta sociedad tan estresante en la que vivimos y en la que, a veces, adoptamos algunos hábitos poco saludables. La falta de riego sanguíneo provoca que el tejido cardíaco comience a necrosarse y, si logras salir del infarto, el corazón queda deteriorado y, por tanto, debilitado. Buscar la regeneración de estos tejidos es una de las líneas de investigación que está siguiendo el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Harvard donde, utilizando unas nanoestructuras en forma de clavos y realizadas con oro, habrían sido capaces de desarrollar células cardíacas capaces de responder a estímulos eléctricos de manera síncrona y que podrían utilizarse como base para desarrollar parches para el corazón.
En el estudio que han publicado en Nature los investigadores, detallan el diseño de un nuevo material de soporte sobre el que hacer crecer el nuevo tejido. Para ello habrían utilizado como base el alginato, un material orgánico que ya vimos que podría usarse para aumentar la capacidad de las baterías de litio, al que habrían añadido unos nanocables de oro, que son muy buenos conductores. Una vez establecido este soporte, o andamio, se sembraron células cardíacas sobre éste que, comparadas con células desarrolladas únicamente sobre alginato, resultaron tener mejor conductividad.
Esta respuesta al estímulo eléctrico, medida en un medio con presencia de calcio, ofreció como resultado una señal que era tres órdenes de magnitud mejor que la obtenida en experimentos anteriores además de obtener unos tejidos mucho más gruesos:
El tejido cultivado en estas matrices que contenían los nanocables de oro resultaron ser más gruesos y al ser estimulados eléctricamente, las células de estos tejidos respondían de manera sincronizada. […] Es como la noche y el día. El rendimiento obtenido de estos andamios con los nanocables de oro es muchísimo mejor.
A partir de aquí, los investigadores quieren seguir desarrollando esta técnica para poder desarrollar parches cardíacos que puedan probarse en seres vivos y, además, seguir explorando otras aplicaciones como la regeneración de tejidos musculares o, incluso, la regeneración de células nerviosas, es decir, poder crear neuronas de manera artifical. La verdad es que ver en el vídeo el tejido latir y responder, de manera síncrona, al estímulo eléctrico es realmente impresionante y, tras verlo y conocer los siguientes objetivos que se han marcado, ¿sería posible crear neuronas artificiales que, posteriormente, pudiesen ser implantadas en seres vivos? Quizás podría ser el fin de las enfermedades neurodegenerativas y, según parece, las lesiones cardíacas también tendrían los días contados.
Con esta investigación, la expresión “tener un corazón de oro” toma un nuevo y esperanzador significado.
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