Podría ser el diálogo de una película, pero no lo es. No cabe un alfiler en el autobús de la organización. Un tipo de mediana edad en vaqueros, playeras y camiseta agradece que le hagan sitio: "Bueno, ¿qué te trae por Las Vegas, nuestra soleada ciudad?". A los pocos segundos comienza su 'elevator pitch', un clásico de cualquier emprendedor. Consiste en relatar cuál es el fin de su empresa y el modelo de negocio en el tiempo que dura un viaje en ascensor.
Al ser en bus, se explaya. Paul E. Ottaviani, ingeniero, se ha unido a Richard J. Razzante para crear Taviani Industries, un nombre que destila glamour para dedicarse al mantenimiento de impresoras. Desde el verano han invertido todos sus ahorros en crear un nuevo formato de cartucho compatible con las marcas más comunes del mercado. La diferencia, según el propio inventor, es que la tinta ayuda a alargar la vida del aparato y es más respetuosa con el medio ambiente. Su intención es conseguir que alguien invierta capital o que un gigante de la impresión, no se corta al citar a Hewlett Packard, los compre.
Ottaviani se dirige a uno de los escasos lugares de CES en donde se respira cierta calma. En el hotel Venetian, el de los falsos canales para ir de comprar con sus góndolas de imitación, se ha habilitado un espacio para los emprendedores: el Eureka Park. Allí se puede encontrar gran variedad de iniciativas. Hay desde señores entrados en años que han creado un atril, en su opinión, perfecto para llevarse el iPad de pesca, a jóvenes recién llegados a la veintena buscando fortuna.
Scrible es una creación de Viktor Karkar, ha venido desde San Mateo, en California, para darle más difusión a su aplicación. Está enfocada en los estudiantes. No se corta al autoproclamarlo como el mejor invento desde Gmail. Su complemento para el navegador permite subrayar, comentar y compartir los apuntes sobre páginas web. La licencia individual es gratis. El uso en grupo, de pago. Los europeos debemos parecerles marcianos, al menos por las explicaciones: "El modelo de negocio es 'freemium', ¿lo habías oído antes?".
Los robots se multiplan, pero hay unos que destacan por encima del resto. Cubelets, unos cubitos, al estilo de los juegos de construcción, que al juntarse crean robots de distintos tipos. Robótica modular.Los sensores detectan la luz, la distancia y el movimiento. Los motores dan energía,se desplazan o rotan. También los hay con luz y voz. No hay programación por ordenador, pero sí invitan a usar la lógica para hacer que la luz se encienda cuando falta iluminación o que suene si choca contra una pared. De los 13 trabajadores de la empresa han venido cuatro desde Colorado. Venden por Internet, sobre todo a escuelas, el kit de inicio cuesta poco más de 100 euros y se pueden comprar complementos por 20 euros. Es algo así como una forma de retroalimentarse. Los entusiastas de los robots buscan que los más jóvenes se unan a su club con este invento.
Una de las señas de identidad de los estadounidenses es que no esperan que otros solucionen sus problemas. Ya sean grandes o pequeños. Stephen Harris-Smith usaba videojuegos en la pantalla de su iPad pero no terminaba de adaptarse. Square Trees son unos paneles de caucho que se adhieren, temporalmente, a la pantalla y hacen de joystick. No cambiará el rumbo de la humanidad pero a él le resulta útil y ha decidido venderlos.
Marni Peters es una diseñadora de Carolina del Norte. No era ella quien tenía directamente el problema, era su madre: "Se quejaba siempre de que no acertaba con las teclas en su Blackberry". Después de un tiempo pensando dio con la solución. TxtRing ;) es un pequeño anillo que se pone en el dedo pulgar. Se venden de dos en dos, uno para cada mano. "Inicialmente iban a ser solo para las Blackberry, pero no era lógico con tanta pantalla táctil", aclara. En noviembre comenzó la venta formal de sus anillos con una pequeña burbuja acolchada que hace de puntero. Los ofrece de diferentes colores y tamaños por poco por 24 euros.
Saltar de ordenador en ordenador consultando el correo, la cuenta del banco y el perfil de Facebook puede traer nefastas consecuencias. Eso es lo que pensó Chris Houston, creador de SurfEasy, que ha venido de la vecina Canadá para promocionar su invento. Aparentemente no proporciona más que una memoria USB, de bonito diseño, eso sí. La diferencia se encuentra en su interior. El dispositivo contiene un software que ejecuta un navegador, basado en Firefox, que no deja rastro. Un navegador personal. Los datos quedan dentro del pincho. Al enchufarlo se ejecuta y al quitarlo cierra de inmediato el programa. En caso de pérdida no hay problemas, los datos están encriptados. Si se da una contraseña errónea, al décimo intento se destruye la información y queda inservible. Perfecto para emular a los espías.
El único país que tiene una delegación formal es Reino Unido. El gobierno de la ciudad de Londres está de promoción con su TechCity. Han tomado como meta competir con Silicon Valley y no escatiman esfuerzos. Blippar es una aplicación para dispositivos Android y Apple de realidad aumentada hecha en la capital británica. Reconoce las imágenes y carga contenidos asociadas a las mismas. El apuntar a un cartel de Parque Jurásico el dinosaurio parece querer atarcarnos. Es solo una muestra de lo que pueden hacer para promocionar discos, productos y películas.
CES cuida, casi mima, este lugar. Saben que sin gente como la que expone en Eureka no habría innovación, ni mejoras, ni sueños.
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