Las aguas del Mediterráneo tienen un nuevo inquilino. Se llama 'Rhizostoma luteum' y es una especie de medusa gigante muy poco conocida.
Hasta el punto de que algunos científicos dudaban de su existencia o
pensaban que se trataba de una subespecie. Y es que, aunque fue descrita
por primera vez en 1827, ha aparecido citada en menos de una decena de
trabajos científicos y apenas existían dibujos o fotografías de ella.
En las últimas semanas se han realizado más de 50 avistamientos en la costa murciana, sobre todo, y en playas de Almería, Granada y Málaga, según explica a ELMUNDO.es Ignacio Franco, investigador del Centro Oceanográfico de Murcia, que pertenece al Instituto Español de Oceanografía (IEO).
Los investigadores creen que la picadura de esta enorme medusa no es peligrosa. Calificarla de gigante no es una exageración pues, según asegura Franco, los ejemplares adultos pueden llegar a medir 60 centímetros de diámetro y a pesar 40 kilogramos.
La mayoría de las medusas avistadas, sin embargo, pesaba entre 10 y 15
kilos aproximadamente. A modo de comparación, la medusa 'Rhizostoma
pulmo', una especie con la que se confunde con frecuencia, pesa dos o
tres kilos.
Su picadura causa una leve irritación
"Ahora tenemos claro que se trata de una especie distinta, aunque aún
no hemos podido investigarla porque todos los ejemplares que han
llegado a la orilla estaban muertos o a punto de hacerlo, pero creemos que su picadura no es peligrosa.
Pertenece al mismo genero que 'Rhizostoma pulpo', otra especie mucho
más pequeña con la que suele confundirse, por lo que lo más probable es
que el tipo de células urticantes sea el mismo y su picadura cause una
leve irritación pero no produzca herida, como otras medusas", explica en
conversación telefónica.
Franco es el autor de la fotografía que ilustra este artículo, una de
las escasas imágenes que se han tomado de esta escurridiza especie
antes del año pasado. En concreto, la foto se hizo hace 23 años en la
costa de La Herradura, en Granada. Este investigador, experto en
medusas, asegura que no volvió a toparse con ella hasta el pasado verano.
"Es una especie atlántica que ha ido desplazándose hasta la costa de
Murcia. Vamos a revisar fotos de satélite, donde se ven bastante bien
las corrientes del mar y las zonas de afloramiento".
El investigador destaca que este año está siendo anómalo en la costa murciana:
"Ha habido mucho krill y hemos visto mareas rojas de este crustáceo
[parecido al camarón]. También se han avistado más ballenas de lo
habitual y hasta se han divisado tiburones peregrino ('Cetorhinus
maximus')", afirma.
Avistamientos en Murcia
La proliferación de teléfonos móviles con cámaras está ayudando a seguir el rastro de 'Rhizostoma luteum', pues muchos bañistas y buceadores están mandando fotografías
a los investigadores durante los últimos días. "Nos han llegado
bastantes avisos desde el Puerto de Mazarrón y en La Azohía (Murcia) una
zona muy frecuentada por buceadores, que la están fotografiando en el
agua", añade.
Según señala el científico, ahora están intentando encontrar ejemplares vivos para reproducir su ciclo biológico
y estudiarla en profundidad. Así que los lectores que se topen con una
de estas medusas en la playa pueden ponerse en contacto con el Centro
Oceanográfico de Murcia a través de la dirección de correo electrónico medusa@mu.ieo.es o del teléfono 968 180 500. Además de su gran tamaño, tiene dos tentáculos negros característicos.
Por lo que respecta a la presencia de otro tipo de medusas en las
playas españolas este verano, Franco considera que la situación será
parecida a la del año anterior. Una de las especies que más problemas causa es 'Pelagia noctiluca':
"Es pequeña, de color violeta y su picadura es dolorosa. Si te roza el
tentáculo provoca una especie de quemadura, como una llaga que tarda
varios días en cicatrizar", explica Franco.
Esta medusa suele estar presente en la costa española durante todo el
año, sobre todo en invierno, aunque su presencia pasa mucho más
inadvertida por la ausencia de bañistas: "A principios del verano suele aparecer en Cataluña. Según avanza el verano se desplaza al sur, llegando a Murcia a principios de septiembre".
Medusas de aguas frías
Y es que a pesar de la creencia popular, no todas las medusas se
sienten cómodas en aguas cálidas: "Algunas especies son de aguas frías.
Incluso en algunos casos encontramos la misma especie en diferentes
partes del mundo en meses distintos". Como ejemplo, cita a 'Aurelia aurita',
una medusa pequeña (de unos diez centímetros), que no pica, y que suele
estar presente en el Mar Menor entre diciembre y junio, cuando hay una
temperatura de entre 10 y 15º C, por lo que no suele coincidir con
muchos bañistas. "Esta misma especie aparece en los fiordos noruegos en
verano", afirma Franco.
El investigador coincide con otros colegas a la hora de destacar el aumento generalizado de medusas que se ha producido en los últimos diez años: "Hace unos 40 años comenzó a haber más problemas en el Mar Adriático y en el Egeo. En nuestras costas los problemas con 'Pelagia noctiluca' comenzaron hacia el año 2005", recuerda.
Contaminación y sobreexplotación pesquera
Entre las principales causas que han propiciado este aumento, Franco
señala el aumento de la contaminación del mar con productos orgánicos,
un problema que se conoce como eutrofización: "Están llegando al agua muchos más nutrientes debido a los fertilizante agrícolas que terminan en el mar. Estamos abonando el mar.
De la misma forma que en el campo crecen las plantas, en el mar crece
el fitoplancton, que son algas microscópicas que tienen más nutrientes.
Son la base de la cadena trófica. Las medusas se alimentan también de
plancton", señala.
Por otro lado, algunas especies peces que podrían beneficiarse de este aumento del fitoplancton (como la sardina o el boquerón) están sobreexplotados. Hay pocos y por ello las medusas tienen mucha más comida disponible.
A todo ello se suma la estrategia reproductiva de las medusas. Se
reproducen masivamente. Una única medusa pone dos millones de larvas,
aunque muchas de ellas no crecerán.
Así que para frenar su expansión, la única solución pasa, según Franco, por "contaminar menos y gestionar la pesca de otra manera para evitar que algunas especies estén sobreexplotadas".
"Colocar redes es útil sólo en sitios muy puntuales y para especies
concretas. Por ejemplo, en el Mar Menor a veces son efectivas y se ha
evitado que lleguen a la playa, pero en otras ocasiones el oleaje impide
que este sistema funcione".
"No hay medidas milagro", asegura. El problema,
continúa, es que a veces no se toman medidas porque no aportan
soluciones a corto plazo: "Aunque dejes de contaminar, el mar no va
estar limpio de forma inmediata. Hay que esperar 5 o 10 años para ver los resultados.
Son medidas difíciles de tomar porque suponen un desgaste político.
Tienes que enfrentarte al sector agrícola para concienciarles de que es
necesario otro tipo de producción", señala.
Otras de las especies de medusas que suelen afectar a los bañistas de
la costa española son 'Rhizostoma pulmo', 'Cotylorhiza tuberculata',
'Chrysaora hysoscell' o 'Phisalia physalis'. En la página del Instituto Español de Oceanografía
los bañistas encontrarán información sobre todas ellas e indicaciones
sobre qué hacer en caso de que sufran una de sus picaduras.
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