Un grupo de investigadores ha creado un robot que replica los movimientos y la musculatura de los gusanos. Puede desplazarse por terrenos complicados e incluso atravesar aberturas angostas. Está construido casi por completo a base de materiales blandos, deformables. Por eso, a su versatilidad de movimientos suma una increible resistencia a la violencia.
Sus creadores —de MIT y Harvard— lo han bautizado como Meshworm, «mallagusano». El proyecto ha contado, además, con financiación de DARPA, la agencia de proyectos de investigación avanzada del Pentágono. Su sigilo lo hace ideal para tareas de reconocimiento, exploración y espionaje.
Meshworm no es el primer robot que se mueve como un gusano. Sí es, sin embargo, el único que prescinde de partes articuladas que se mueven por aire comprimido. Han usado una aleación de titanio y níquel con capacidad de cambiar de forma —y recuperarla— mediante los cambios de calor. «Es un material extrañísimo», explica Sangbae Kim, que ha dirigido su desarrollo. «Según haya una u otra proporción (de titanio y níquel), su comportamiento cambia de manera dramática».
Crear un gusano «blando»
Los investigadores querían replicar con precisión la manera de avanzar de un gusano. Ésta se basa en la compresión y expansión de los distintos segmentos del cuerpo a través de unos movimientos denominados peristálticos. Estos animales usan dos tipos de músculos: los circulares, que forman cada fracción de su cuerpo, y los longitudinales, que lo recorren de punta a punta.
En la primera etapa, los investigadores de MIT y Harvard crearon un tubo a partir de una malla plástica. De ahí el nombre «mallagusano». Después enroscaron un cable de la aleación titanio-níquel y lo enhebraron en el esqueleto simulando las fibras musculares del gusano. Incluyeron una pequeña batería y un circuito capaz de controlar el calor de cada segmento.
Las fracciones del robot se contráen cuando alcanzan una determinada temperatura. Los investigadores desarrollaron un algoritmo capaz de sincronizar unas con otras para imitar el movimiento de los gusanos. Los cables longitudinales son los responsables de tirar hacia uno u otro lado para permitirle girar.
Resistencia extrema
Pero la auténtica particularidad de Meshworm es su resistencia extrema a los golpes. Gracias a su construcción con materiales blandos y deformables, es capaz de soportar toda clase de maltratos. «Mallagusano» recibió pisotones y martillazos de parte de sus creadores. Y siguió funcionando como si nada. «Puedes hasta lanzarlo y no dejará de funcionar», afirma Kim.
«En general, las partes mecánicas son rígidas y frágiles a pequeña escala. Pero las partes de Meshworm son fibrosas y flexibles. Los músculos son blandos y el cuerpo es blando», dice el líder del proyect0. «Mallagusano» puede ser el primero de una clase de robots capaces de cambiar la forma de su cuerpo.
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