El impulso del coche eléctrico recibió ayer un nuevo aval de los ministros de Competitividad de la Unión Europea en una reunión celebrada en San Sebastián. El apoyo fue total, pero sin compromisos.
El resultado de la cumbre era el previsible, dado el perfil bajo de la misma. La reunión informal no era un foro para asumir compromisos, ni llegar a acuerdos firmes, sino más bien para definir líneas generales que ayuden a los países miembros a seguir una pauta común. Los grandes pactos deberán llegar más adelante.
En cualquier caso, el desarrollo del coche eléctrico centró parte de la comparecencia ofrecida por la ministra de Innovación, Cristina Garmendia, junto a sus homólogos en Bélgica y Hungría, Benoit Cerexhe e Istvan Hendriksdottir, respectivamente, así como al director general de Investigación de la Comisión Europea, José Manuel Silva.
Los ministros de Competitividad de la UE llegaron a la conclusión de que, además de apoyar la investigación de elementos tecnológicos de este tipo de automóvil, será necesario barajar fórmulas para su financiación, como pueden ser la facilidades crediticias.
También se puso sobre la mesa la posibilidad de que el “mercado público” asuma un papel activo para dar salida a la carretera a este tipo de vehículo. Por ejemplo, una vía podría ser el uso del coche eléctrico en servicios públicos. Su desarrollo, no obstante, estuvo sobre la mesa de la reunión de los ministros comunitarios como un “ejemplo más” que encaja en el marco para el nacimiento de un Espacio Europeo de Investigación que, entre otros objetivos, pueda frenar la “pérdida de competitividad” de Europa frente a Estados Unidos.
Para avanzar hacia ese escenario, los ministros también coincidieron en la necesidad de contar con indicadores que permitan medir el compromiso de los estados miembros ante ese reto, así como establecer un sistema para “rendir cuentas” por las inversiones realizadas. En la reunión, también apoyaron la llamada Declaración de San Sebastián, que reivindica el papel de la ciencia para favorecer la recuperación y el crecimiento económico.
No tan verdes
Las organizaciones ecologistas, por su parte, alertaron ayer de que aumentar el número de coches eléctricos podría incrementar las emisiones contaminantes. Greenpeace, Amigos de la Tierra, WWF y Transport & Environment señalaron que, según un estudio de la consultora CE Delft, si los coches eléctricos llegan a cubrir el 10% del mercado automovilístico, las emisiones de CO2 podrían crecer hasta un 20%.
Para evitarlo será necesario garantizar que la electricidad de los nuevos vehículos provenga sólo de fuentes renovables. También piden eliminar las leyes de la UE que permiten a los fabricantes vender más de tres coches convencionales por cada eléctrico que ponen en el mercado.
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