El célebre científico Stephen Hawking advertía hace tan sólo unos días de los peligros de contactar con una civilización extraterrestre, una situación que, a su juicio, la humanidad debe evitar a toda costa. La NASA parece haber hecho oídos sordos al consejo y acaba de anunciar que está analizando 28 propuestas de misiones para buscar vida fuera de nuestro planeta. Y ni siquiera muy lejos, en el vecindario del Sistema Solar.
«La búsqueda de vida extraterrestre es clave en la exploración del Sistema Solar», ha asegurado Steve Squyres, científico planetario de la Universidad de Cornell en Nueva York y presidente de un comité de la Academia Americana de las Ciencias, encargada de formular recomendaciones para la investigación de la agencia espacial norteamericana. Los científicos han comenzado a investigar 28 proyectos que van desde una nave espacial robótica dirigida a Mercurio hasta sondas que viajen a los confines de nuestro sistema planetario. Uno de las proyectos más ambiciosos es el de intentar traer a la Tierra muestras de suelo marciano. La misión, descrita como «muy compleja», consistiría en enviar un robot a Marte para recolectar muestras del suelo que luego otra nave traería de vuelta. «Estas muestras podrían revelar las formas de vida que han existido o que existen actualmente» en el Planeta rojo, ha explicado Squyres, que también ha trabajo en el proyecto de los famosos y eficaces rovers Spirit y Opportunity, durante una conferencia en Texas. Uno de los objetivos es analizar los vastos campos de yeso que cubren gran parte de la superficie del planeta, donde quizás puedan aparecer fósiles de organismos vivos, como se han preservado en el Meditarráneo. Otro de los objetivos de la misión a Marte es la búsqueda del origen del misterioso metano en la atmósfera marciana, que algunos apuntan a que pueda ser orgánico.
Europa, una luna de Júpiter que puede tener un océano de agua líquida bajo su corteza de hielo, es otro de los objetivos donde los científicos han puesto el ojo. La idea es enviar una sonda robótica, equipada con un radar de penetración del terreno, para desentrañar el enigma. Titán y Encelado, lunas de Saturno, también están en la lista de lugares de explorar.
«¿Vamos a escondernos?»
Obviamente, las misiones descritas hasta ahora buscan rastros de vida microbiana o algo similar. En cuanto al ratreo de seres inteligentes, la NASA ya ha intentado en numerosas ocasiones hacer contacto... con muy pobres resultados. La única posible respuesta obtenida en 50 años de búsqueda de otros civilizaciones es la señal «Wow!», un código de letras y números detectado el 15 de agosto de 1977 que describía la fuerza de la señal por encima del ruido de fondo y que, por lo visto, no podía haber sido emitida desde la Tierra. Hace algunos días, Stephen Hawking advirtía de que este empeño por llamar a E.T. es un tremendo error, ya que la visita de extraterrestres a nuestro planeta tendría el mismo efecto que Cristobal Colón a su llegada a América. El físico británico especuló con que esos seres vendrían a «conquistar y colonizar».
El comentario ha revitalizado un debate turbulento. Según Seth Shostak, alto astrónomo del Instituto SETI, una organización dedicada a la búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra , el enfoque no debe ser necesariamente de temor. «¿Vamos a escondernos siempre debajo de una roca?», se pregunta el científico. «No es posible». Para Mary Voytek, astrobióloga de la NASA, «estamos preparados para descubrir cualquier tipo de vida, de cualquier forma».
El Instituto SETI, situado en Mountain View, California, tiene una actitud pasiva. Se dedica a escuchar cualquier señal que llegue del espacio. Desde hace más de un cuarto de siglo, sin embargo, varios grupos han apostado por el envío intencionado de señales a otros mundos. El más famoso fue la emisión de tres minutos desde el Observatorio de Arecifo en Puerto Rico en 1974. En 1990, científicos canadienses intentaron algo parecido mediante una antena desde Ucrania. Uno de los últimos intentos, más poético que eficaz, ocurrió hace dos años, cuando la NASA envió al espacio una canción de Los Beatles, «Across the Universe» a la estrella Polar para celebrar el 50 aniversario de la agencia espacial. Además, cuatro sondas de la NASA -Deep Space, Pioner 10 y 11 y Voyager 1 y 2 - llevan placas y grabaciones que dicen quiénes somos y dónde estamos, incluidas unas instrucciones para llegar hasta aquí. Estas sondas, lanzadas en 1970, se encuentran ahora en los bordes del Sistema Solar.
Como hormigas para ellos
Por mucho que proteste Hawking, las señales ya están en el espacio, por no hablar de las enviadas de forma no intencionada por nuestros sistemas de comunicaciones, como la radio o la televisión. Es algo que no se puede parar. Sin embargo, enviar un mensaje con un objetivo concreto es muy difícil. Hasta el momento se lanzan al azar, no hacia mundos similares a la Tierra. «No sabría ni por dónde empezar», confiesa Sara Seager, astrobióloga del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Esta situación cambiará dentro de unos años, cuando los nuevos y potentes telescopios sean capaces de encontrar planetas similares a la Tierra que puedan albergar vida. Sin embargo, para Seager es muy probable que, de tener la habilidad de llegar hasta aquí, esas civilizaciones sean tan avanzadas que ni siquiera necesiten nuestras señales para encontrarnos. «Si tienen la capacidad de llegar hasta aquí, probablemente serán para nosotros lo mismo que nosotros somos para las hormigas», afirma el ex jefe científico de la NASA Alan Stern.
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