Los arqueólogos que trabajan en Egipto descubrieron el año pasado que Cleopatra ordenó 'retocar' sus bustos, lo que venía a ser una especie de 'Photoshop' arcaico que seguramente influyó en su paso a la posteridad como una de las mujeres más bellas de la Historia. Hoy, prácticamente no hay modelo, actriz o actor, ni siquiera presidente o candidato a un Gobierno que no pase por esta herramienta informática antes de que su imagen sea expuesta al mundo.
Ahora, un profesor de informática, Hany Farid, y su alumno Eric Kee, del Dartmouth College, han diseñado un método que desenmascara a quienes decidieron rejuvenecer y mejorar 'virtualmente' quitándose arrugas, haciendo desaparecer cartucheras, eliminando manchas y verrugas y deshaciéndose de unos 'kilitos'.
Los investigadores recogieron más de 450 imágenes originales y las correspondientes fotos retocadas que habían salido publicadas en medios 'on line'. Con una técnica matemática, lograron determinar ocho criterios (geométricos y fotométricos) en todas ellas. A continuación, combinaron todos estos parámetros en cada par de fotos, lo que daba un índice de manipulación para cada una de las fotografías.
Farid y Kee también realizaron un experimento. Pidieron a 350 observadores que compararan los mismos pares de fotos y las clasificaran en una escala de uno a cinco, de muy similar a muy diferente. Los resultados también se incorporaron al modelo, para obtener un grado medio de retoque por foto.
Problemas de salud graves
Los autores recuerdan en su artículo, publicado en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS), que estas fotos irreales tienen efectos muy negativos en la salud pública. De hecho, esa imagen ficticia de celebridades y modelos se ha relacionado con desórdenes en la alimentación como la anorexia o la bulimia, dado que genera descontento, tanto en adultos como en niños, con el cuerpo.
Para los investigadores, las autoridades sanitarias de su país deberían tomar medidas como las que ya existen en el Reino Unido: en julio de este año prohibieron anuncios de cosméticos en los que salían muy retocadas la actriz Julia Roberts y Christy Turlington, después de la queja de un parlamentario británico, que denunció la exagerada aplicación de Photoshop.
Pero Farid y Kee creen que las prohibiciones no sirven para abordar un problema de edición, que tiene muchos grados, pero que a veces se pasa de la rosca. Por ello su objetivo es crear un sistema que sirva para que el público pueda saber hasta qué punto se ha alterado una imagen, antes de hacer un juicio sobre el aspecto que presenta esa persona.
Con su sistema no se trata de probar las alteraciones que se ha hecho en el color para su ajuste, ni tampoco en el tamaño, pero sí otro tipo de cambios que afectan drásticamente al aspecto que presentan las personas, como puede ser adelgazar las piernas, ajustar la simetría facial, corregir la postura o eliminar las arrugas o las bolsas debajo de los ojos.
"Comenzamos analizando el antes y el después de las imágenes digitales para señalar los cambios geométricos y fotométricos, revirtiendo las manipulaciones de los 'retocadores' con la eficacia de los ingenieros", explica Farid, quien confía en que este modelo ayude a reducir algunas de las manipulaciones digitales más extremas, que hoy son tan comunes. "Queda por ver si esta clasificación puede evitar los efectos nocivos de estar inundado de imágenes tan poco realistas de algunos cuerpos", concluye.
Contacte con el autor del artículo vía Twitter. @Rosa M. Tristan
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