Investigadores de la Universidad de Burgos han desarrollado una aplicación para mejorar los ejercicios físicos de rehabilitación e informar al paciente sobre su evolución. El programa emplea la tecnología de realidad aumentada, que incorpora datos informáticos a la visión real del entorno.
“En la actualidad, los ejercicios de rehabilitación se realizan de
una forma manual y subjetiva, es el profesional encargado de la
rehabilitación quien le dice al paciente si lo está haciendo bien o mal
de acuerdo con su percepción, pero podría hacerse de una forma más
rigurosa”, explica Óscar Zorrilla en declaraciones a DiCYT.
El
investigador es alumno de Ingeniería Técnica en Informática de Gestión
de la Universidad de Burgos y, en base a esa idea, ha desarrollado una
aplicación informática para mejorar los ejercicios físicos de
rehabilitación que tiene que hacer un paciente. El programa se llama Rehabilit-AR y se basa en la tecnología de realidad aumentada (en inglés, augmented reality, AR), de manera que una webcam capta los movimientos y la aplicación evalúa si son los adecuados.
A
través de una cámara web se captan los movimientos, generalmente de las
extremidades, y el programa comprueba si el movimiento de un brazo, por
ejemplo, llega al extremo supeior y al extremo inferior que se han
marcado previamente como puntos clave para ejecutar un determinado
movimiento. El sistema almacena esta información y la puede transformar
en gráficos que, con el paso de los días, ofrecen datos sobre la
evolución de la persona que lleva a cabo la rehabilitación.
Incentivo para realizar los ejercicios
El
paciente puede ver cómo ejecuta los ejercicios y, en el caso de los
niños, esta herramienta puede llegar a ser un incentivo para conseguir
que colaboren en las sesiones, ya que hace mucho más llamativos los
ejercicios. De hecho, “estamos pensando en añadir actividades o juegos
que ayuden a ejecutar los movimientos”, señala.
Este proyecto fin
de carrerra se basó en esta idea, que fue seleccionada para una de las
becas para el desarrollo de un prototipo comercializable por parte de la
Oficina de Transferencia del Conocimiento de la Fundación General y la
Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTC-OTRI) de la
Universidad de Burgos, que también le ha ayudado a registrar el
programa. Se trata de una iniciativa impulsada por el Programa de
Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa (T-CUE) de la Junta de
Castilla y León.
En la actualidad, esta línea de investigación ha
entrado en una nueva fase cuya meta es lograr un producto que salga al
mercado y pueda ser de utilidad. A esta fase se han incorporado dos
nuevos socios, Daniel Ballesteros y Ana Isabel Fernández.
Uno de
los principales retos tecnológicos de este prototipo fue que el programa
reconociese los puntos de referencia a la hora de ejecutar los
movimientos por parte del paciente. En principio, Óscar Zorrilla tuvo
que diseñar sus propios códigos bidimensionales (como los ya populares
códigos QR) para este propósito. La idea era pegarlos a la persona que
ejecutaría los movimientos.
Sin embargo, en la nueva fase en la
que está el proyecto ha apostado por utilizar una tecnología ya
desarrollada y muy conocida por la consola de videojuegos Xbox: Kinect,
que permite jugar únicamente interpretando los movimientos del
participante, sin mandos ni ningún otro elemento. “Aporta más precisión y
comodidad”, afirma el investigador.
Aunque los movimientos de las
extremidades es la parte más desarrollada, el desarrollo del programa
podría adaptarse a las necesidades que los posibles clientes puedan ir
detectando, según ha explicado el ingeniero informático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario