A
lo largo de la historia, la Tierra ha vivido cinco grandes episodios de
extinciones masivas asociados a cambios climáticos que han modificado
las características de todo el planeta. Un artículo en la revista Nature,
en el que han participado investigadores del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), analiza las fuerzas que “pueden
estar dirigiendo” un nuevo cambio en el estado planetario y aporta
posibles herramientas para minimizar sus consecuencias.
Las
épocas de transición que la Tierra ha experimentado a lo largo de su
historia representan sólo un 5%, el resto del tiempo se ha mantenido
estable. El último gran cambio tuvo lugar hace unos 14.000 años, cuando
el 30% de la superficie terrestre perdió la capa de hielo que la cubrió
durante el último periodo glacial. La última edad de hielo había durado
unos 100.000 años, mientras que el periodo de transición se alargó unos
3.300 años. Desde entonces, el planeta ha mantenido unas características
más o menos estables hasta la aparición y el desarrollo de la
civilización humana.
El
investigador de la Estación Biológica de Doñana Jordi Bascompte, que ha
participado en el trabajo, explica: “Los humanos estamos provocando
cambios que podrían llevar a un nuevo estado planetario; estos cambios
parecen involucrar alteraciones en la química de la atmósfera y los
océanos, y grandes trastornos en los flujos de energía desde el
principio hasta el final de la cadena alimentaria”.
La
investigación destaca que la humanidad, por tanto, es la principal
promotora de las circunstancias que están motivando este cambio del
estado planetario. El incremento de la población está asociado a un
mayor consumo de recursos y energía, y a la transformación y
fragmentación del paisaje que alteran las condiciones atmosféricas,
oceánicas y terrestres que, a su vez, amenaza la supervivencia de la
biodiversidad actual.
La
tasa de crecimiento anual de la población es de unos 77 millones de
personas, casi 1.000 veces superior que la experimentada hace entre
10.000 años y 400 años, cuando se situaba en unas 67.000 personas. El
estudio destaca que el incremento de la población ha traído consigo la
transformación del 43% de la superficie terrestre en áreas urbanas y
agrícolas.
Del
mismo modo, los humanos gobiernan el uso de hasta el 40% de la
producción primaria mundial, lo que limita el acceso de otras especies a
este recurso. A su vez, el consumo de combustibles fósiles ha supuesto
un aumento de la concentración de CO2 atmosférico de un 35% y ha provocado un descenso del 0,05 en el pH oceánico.
Minimizar las consecuencias
El
impacto del conjunto de alteraciones que está sufriendo el planeta es
mayor que la suma individual de cada una de esas alteraciones. El
también investigador de la Estación Biológica de Doñana del CSIC y
colaborador del trabajo Eloy Revilla considera que “si estos impactos
directos superan el 50%, incluso las áreas inalteradas del planeta
sufrirán las consecuencias”. Según el artículo, “si la tasa de
incremento de la población se mantiene y también lo hace el nivel de
consumo de recursos, este porcentaje será alcanzado hacia 2025 y llegará
al 55% en 2045”.
Lo
que sucederá cuando se llegue a tales niveles de impacto es todavía
incierto, pero Revilla opina que “esos porcentajes deberían preocuparnos
muy seriamente”. No obstante, se intuyen algunas consecuencias como la
pérdida de servicios ambientales. El artículo señala aspectos como una
pérdida de productividad en las tierras de cultivo, una menor capacidad
de almacenamiento de CO2 y el colapso del stock pesquero.
Para
minimizar estos posibles impactos y no superar la barrera de impacto
del 50%, el artículo propone las siguientes medidas: reducir la tasa de
crecimiento anual de la población y su consumo de recursos asociado,
sustituir el mayor nivel energético posible por fuentes renovables,
aumentar la eficiencia en la producción de alimentos y mejorar la
gestión de las zonas de la Tierra que aún no han sido dominadas por
humanos. Según el artículo, la humanidad está en una encrucijada crítica
en la que debe decidir si quiere guiar los cambios del planeta o
simplemente dejar que las cosas sucedan.
- Anthony D. Barnosky et al. Approaching a state shift in Earth’s biosphere. Nature. DOI: 10.1038/nature11018
Nota de prensa (pdf k) [Descargar]
Fuente:
http://www.csic.es
http://www.csic.es
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