Investigadores de la Clínica Mayo en Scottsdale (Estados Unidos) han presentado los resultados de eficacia de un novedoso tratamiento oral para el cáncer de piel más frecuente, el carcinoma basocelular, que puede convertirse en el primer fármaco específico para una enfermedad que no contaba con ninguna alternativa terapéutica para las fases más avanzadas.
Después de que el
pasado año se presentaran las dos primeras terapias para el melanoma
tras 30 años sin avances significativos, en esta edición del Congreso
de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO, en sus siglas en
inglés) que se celebra en Chicago, el tratamiento del cáncer de piel
vuelve a satisfacer una necesidad no cubierta con la aparición de esta
molécula, el vismodegib, desarrollado por la farmacéutica suiza
Roche.
En España se detectan cada año más de 130.000 nuevos casos de carcinoma basocelular, una variante de cáncer de piel "más frecuente que el melanoma", según ha explicado el jefe de la Sección de Oncología del Hospital General Universitario de Valencia, Alfonso Berrocal, y su aparición está relacionada con la exposición al sol.
"Suele aparecer en personas mayores que ha tenido un hábito de exposición al sol importante, como agricultores, pescadores o gente que trabaja al aire libre", ha explicado este experto.
Aunque generalmente suelen ser pequeños y pueden quitarse mediante cirugía o radioterapia, en entre un 15 y 20 por ciento de los casos el abordaje se complica, bien porque recaen tras un primer tratamiento bien porque se detectan ya en fase metastásica o en lugares donde es imposible de quitar, como en un párpado, "donde es imposible operar o irradiar sin causar una ceguera".
En estos pacientes, el principal problema es la úlcera tumoral que se genera, que es una fuente de infección y de complicaciones, y el defecto estético, ya que "hay pacientes que admiten que no pueden ni salir de casa o que los niños ni se les acercan".
Hasta ahora, el único recurso en estos casos es el uso de quimioterapia, si bien ofrece unos resultados "mediocres" y es "relativamente tóxica", sobre todo teniendo en cuenta que la edad media de los pacientes es de 62 años.
EN EE.UU ESTÁ PROXIMA SU APROBACIÓN
En España se detectan cada año más de 130.000 nuevos casos de carcinoma basocelular, una variante de cáncer de piel "más frecuente que el melanoma", según ha explicado el jefe de la Sección de Oncología del Hospital General Universitario de Valencia, Alfonso Berrocal, y su aparición está relacionada con la exposición al sol.
"Suele aparecer en personas mayores que ha tenido un hábito de exposición al sol importante, como agricultores, pescadores o gente que trabaja al aire libre", ha explicado este experto.
Aunque generalmente suelen ser pequeños y pueden quitarse mediante cirugía o radioterapia, en entre un 15 y 20 por ciento de los casos el abordaje se complica, bien porque recaen tras un primer tratamiento bien porque se detectan ya en fase metastásica o en lugares donde es imposible de quitar, como en un párpado, "donde es imposible operar o irradiar sin causar una ceguera".
En estos pacientes, el principal problema es la úlcera tumoral que se genera, que es una fuente de infección y de complicaciones, y el defecto estético, ya que "hay pacientes que admiten que no pueden ni salir de casa o que los niños ni se les acercan".
Hasta ahora, el único recurso en estos casos es el uso de quimioterapia, si bien ofrece unos resultados "mediocres" y es "relativamente tóxica", sobre todo teniendo en cuenta que la edad media de los pacientes es de 62 años.
EN EE.UU ESTÁ PROXIMA SU APROBACIÓN
Sin embargo, los resultados del estudio 'Erivance' presentados en ASCO sobre esta nueva molécula, que inhibe una vía que favorece la proliferación celular, son "muy buenos", ha admitido el profesor Berrocal, hasta el punto de que la Agencia Americana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) podría autorizar su uso en breve pese a tratarse de un estudio en fase II.
En concreto, se observó como en más de la mitad de los pacientes se redujo el tamaño del tumor en más de un 30 por ciento, y los pacientes pudieron vivir libres de enfermedad una media de 10,5 meses, frente a los 3,4 meses que conseguía la quimioterapia.
La toxicidad fue "muy moderada" y los efectos adversos más frecuentes fueron calambres musculares, alteraciones en el gusto y alopecia leve.
El siguiente paso, según ha reconocido este experto, será iniciar nuevos estudios que confirmen su eficacia y probar su uso como primera línea de tratamiento y como terapia neoadyuvante, para reducir el tamaño del tumor y facilitar un tratamiento local, ya sea con radioterapia o cirugía.
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