Los hombres, o al menos los británicos blancos, sometidos al estrés prefieren a las mujeres de peso normal o un poco mayor cuya imagen sugiere experiencia y seguridad, según un estudio que difunde hoy Public Library of Sciences (PLoS).
La investigación la condujeron Viren Suami, del Departamento de Psicología en la Universidd de Westminster (Londres), y Martin Tovée, del Instituto de neurociencia en la Universidad de Newcastle, también en el Reino Unido.
Según el artículo, otros estudios han sustentado el concepto de que las ideas sobre la belleza corporal responden, al menos en parte, a la "seguridad de recursos" del individuo, de manera que hay una preferencia por los cuerpos más pesados cuando los recursos escasean o su disponibilidad es impredecible.
"Una función primordial del tejido adiposo es el almacenamiento de calorías lo cual, a su vez, sugiere que la grasa corporal es un indicador confiable de la disponibilidad de comida", añade el artículo.
Como consecuencia cuando ocurren situaciones en las cuales hay incertidumbre acerca de los recursos, los individuos "deberían idealizar a las personas de más peso ya que la gordura se asocia con el acceso a esos recursos".
La conclusión siguiente es lógica: la flacura en tales contextos "puede asociarse con una incidencia mayor de los problemas de salud y, en el caso de las mujeres, con las irregularidades de su ovulación y una capacidad menor para soportar el embarazo".
Para probar la validez de tales premisas, los investigadores invitaron a 81 hombres heterosexuales y no graduados de la universidad a que participaran en el estudio, separados aleatoriamente en dos grupos.
"Dado que la etnicidad del observador puede impactar su juicio sobre el tamaño corporal sólo se invitó a tomar parte en el estudio a blancos británicos" con edades de 18 a 40 años.
A los individuos en el grupo de experimento se les sometió a una prueba estándar de estrés social, y al otro no, pero luego a ambos grupos de hombres se les presentaron imágenes de mujeres de distinto tamaño y peso.
Las figuras de las mujeres iban desde obesas hasta escuálidas y los hombres las calificaron según el grado de atracción que en ellas veían.
"Comparando las preferencias de un grupo experimental con uno de control pudimos centrarnos en los efectos específicos del estrés descontando los efecto de la edad que pueden causar confusión", agrega el artículo.
Los resultados muestran que los participantes que experimentaron el estrés psicológico elegían un tamaño de cuerpo femenino significativamente más pesado como el más atractivo en comparación con el grupo de control.
Los estresados, asimismo, demostraron ser más eclécticos que los tranquilos en el estudio, ya que sus ideales de cuerpos femeninos atractivos incluyeron una gama más amplia de tamaños y pesos. Al parecer los menos estresados fueron más selectivos.
Según los autores sus conclusiones sustentan el concepto de que el juicio humano sobre el atractivo físico es sensible a las variaciones en las "ecologías locales" y pueden reflejar estrategias de adaptación frente a las amenazas.
"Es decir las preferencias para el apareamiento humano probablemente son específicas en su contexto y se recalibran cuando cambian las condiciones locales y las experiencias locales", agregó el artículo.
"La experiencia del estrés puede llevar a una preferencia general por rasgos físicos más maduros en una pareja potencial porque tales rasgos se vinculan con una mejor capacidad para manejar el estrés ambiental", concluyó.
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