La dramaturgia española se ha ocupado de la ciencia ficción desde principios del siglo XX. Esa es una de las realidades que destapa un estudio realizado por un investigador de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) que indaga en la presencia del género en el teatro nacional.
Cuando se piensan acercamientos a la ciencia ficción, surgen de manera casi natural numerosas referencias que nos dirigen a los ámbitos de la narrativa o del cine. Sin embargo, la literatura dramática ha dado cabida desde sus orígenes hasta nuestros días a todo tipo de géneros y modalidades, incluido este género de la literatura fantástica. Eso pretende demostrar esta investigación, publicada recientemente en Ínsula, la revista más difundida del hispanismo literario en el mundo. Su autor, Julio Enrique Checa, del Departamento de Humanidades: Filosofía, Lenguaje y Literatura de la universidad pública madrileña, explica que "hasta hace relativamente poco tiempo no se pensaba que la dramaturgia española se hubiera ocupado también de la ciencia ficción, pero es una constante desde principios del siglo pasado y que todavía permanece".
Unos de los objetivos de este estudio, precisamente, es visibilizar la presencia de este género en el teatro, que suele quedar excluido casi siempre en todas las clasificaciones que se realizan al respecto. Y es que la relación entre la ciencia ficción y la dramaturgia no se diferencia, en términos generales, de otras manifestaciones o géneros literarios, según este profesor de literatura. "Además, en el caso del teatro - señala - todo lo que tiene que ver con la puesta en escena, la escenificación y la representación contribuyen a hacer más complejo el problema y relaciones que se plantean". El resultado: una mirada mucho más rica de lo que la ciencia ficción representa en la construcción de imaginarios contemporáneos. En este caso, la presencia en un mismo tiempo de intérpretes y espectadores, la delimitación de los espacios, la semiotización de todo cuanto ocurre en escena, la elección de estructuras que deben ser enunciadas de un modo particular, la economía del lenguaje dramático, así como los límites temporales de la representación o el uso particular de objetos e iluminación, entre otros aspectos, han ido configurando códigos que pudiéramos reconocer como cierta especificidad del teatro, indica el estudio.
Más de cien años de historia
El profesor Julio Enrique Checa también realiza en el marco de esta investigación un breve recorrido histórico por la presencia de esta modalidad en la dramaturgia española. En este sentido, se remonta al año 1909, cuando el novelista y crítico teatral Ramón Pérez de Ayala publica su obra "Sentimental Club", luego llamada "La revolución sentimental" (1929) o a varias obras escritas por Jacinto Grau, como "El señor de Pigmalión" (1921) o "La casa del Diablo" (1933), que describe un mundo tecnológico en el que los hombres son portadores de teléfonos móviles y otros artilugios que configuran una sombría distopía.
La dramaturgia española de ciencia ficción ha cosechado obras de gran calado desde los años 80, como también se recoge en el artículo del profesor de la UC3M. En lo que se refiere a puestas en escena, destacan sobre todo los montajes de la compañía "La Fura dels Baus" o de "Els Joglars", sin olvidar a compañías más recientes como "Sexpeare" y otros autores y directores. Asimismo, añade Checa, las recientes promociones de dramaturgos también han prestado al tema y han escrito algunas piezas de notable interés - como "La máquina de hablar" (Victoria Spunzberg, 2007), "Milonga de la enzima dorada" (Álvaro Lizarrondo, 2010) y "Oración por un caballo" (Lola Blasco, 2010) - que ofrecen a los lectores y espectadores un llamativo repertorio, a la altura de otras manifestaciones artísticas relacionadas con el género de la ciencia-ficción.
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