El proceso de producción de espermatozoides a partir de las células reproductivas masculinas es uno de los más complejos del organismo humano, y puede llegar a tardar más de un mes en hacerse efectivo en el interior de los testículos. Por eso ha sido tan difícil hasta ahora reproducirlo en una placa de laboratorio, un logro que acaba de alcanzar un grupo de científicos japoneses.
Sus hallazgos se acaban de publicar en las páginas de la revista 'Nature' y demuestran no sólo que es posible obtener espermatozoides a partir de un cultivo de células testiculares, sino que este material fue perfectamente capaz de fecundar un óvulo y dar lugar a una descendencia sana y fértil a su vez.
"Cogiendo un fragmento de tejido de los testículos de ratones neonatos y cultivándolo en un gel de agarosa durante dos meses hemos logrado obtener esperma, capaz de fecundar normalmente un óvulo", explica a ELMUNDO.es el doctor Takehiko Ogawa, de la Universidad de Yokohama (Japón) y principal firmante del artículo. De momento, el trabajo se ha llevado a cabo en ratones recién nacidos, por lo que es pronto para pensar en repetirlo en humanos, aunque no para imaginar sus posibles aplicaciones clínicas.
Estudiar la producción de espermatozoides
Pablo Menéndez, director del Banco Andaluz de Células Madre de Granada, señala que la investigación es una prueba de concepto, la primera demostración de que es posible crear "algo parecido al esperma, funcionalmente activo" en el laboratorio. Aunque a su juicio, más que pensar en posibles aplicaciones clínicas de cara al futuro, lo más importante es haber sido capaces de reproducir el proceso para seguir estudiando "las señales celulares y mecanismos genéticos que guían el proceso de producción de esperma".
Marco Seandel y Shahin Rafii, del Weill Cornell Medical College (EEUU), van más allá en un comentario que publica la misma revista y defienden que este hallazgo podría abrir el camino a futuras terapias para preservar la fertilidad masculina. Por ejemplo, en niños con cáncer. "Terapias como la 'quimio' y la radioterapia pueden destruir las células germinales [y causar infertilidad a largo plazo]", explican los editorialistas. "En hombres adultos, este problema puede revertirse almacenando una muestra de semen antes de comenzar las terapias, pero en niños y adolescentes prepúberes ésta no es una solución válida puesto que sus células son aún inmaduras para producirlo".
Aunque como matiza con cautela la doctora Blanca López Ibor, directora de la Unidad de Hematología y Oncología Pediátrica del Hospital Universitario Madrid Montepríncipe, "la infertilidad es una secuela muy infrecuente cuando la 'quimio' y radioterapia se aplican a niños en fase prepuberal".
Preservar la fertilidad
Como añade en esta línea Rita Vassena, del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), el trabajo de Ogawa abre la puerta a que, en el futuro, se puedan congelar células de los testículos de los chavales con cáncer destinadas a producir esperma en el futuro; aunque insiste en que habrá que esperar a ver si el experimento puede reproducirse con éxito en humanos ("y ver qué pasa en ejemplares adultos", añade Menéndez). De hecho, como advierten los editorialistas, cualquier pequeño error genético que se produzca en el proceso puede tener consecuencias aún desconocidas en la descendencia.
Eso es algo que no ocurrió en el caso del experimento con ratones. Los ejemplares obtenidos mediante este cultivo celular resultaron completamente sanos, pero además fueron capaces de engendrar a su vez nueva crías sanas, lo que demuestra que no perdieron su fertilidad en el trámite de congelar, descongelar y cultivar el pequeño fragmento de testículo (de un tamaño de 1 mm). "La clave está en que se trataba de roedores neonatos", explica Vassena, "porque es más fácil trabajar con tejido aún inmaduro, con las células madre espermatogénicas que son las que van a dar lugar al esperma".
"Una vez que hemos logrado generar esperma 'in vitro', la espermatogénesis [producción de espermatozoides] humana será objeto de intenso estudio, lo que puede arrojar un buen número de resultados sobre este proceso y posibles patologías relacionadas con la infertilidad masculina", concluye el investigador nipón.
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