Kinect tiene un potencial enorme. Más allá de la experiencia en el juego, se abren posibilidades en otros rubros. En este caso, observemos cómo Fabricate Yourself ha logrado adaptar este dispositivo para convertirlo en la cámara de una impresora 3D. La dinámica es muy simple: el Kinect toma las imágenes en tercera dimensión de cualquier objeto (o persona), le da formato y lo saca en un molde 3D.
Sin duda, el aporte de Kinect a los videojuegos podría pasar a un segundo plano en un futuro no muy cercado. Desde que pululan los drivers open source del dispositivo, cientos de hackers se han dado a la tarea de modificarlo a su antojo. Además, cuentan con la venia de Microsoft, quien anunció que no perseguiría (por ahora) a quienes manipularan el aparato.
Entre las asombrosas adaptaciones que hemos visto se encuentran una aplicación que calcula nubes de puntos para representar objetos 3D, un software de detección de personas en espacios físicos, un camuflaje de invisibilidad parcial o hasta una iniciativa para navegación en Internet mediante gestos.
La gran pregunta, por supuesto, es hasta dónde dejará Microsoft que los usuarios experimenten con Kinect. Creo que hasta ahora han adoptado la estrategia adecuada, pues la gente está desarrollando ideas que bien podrían darles frutos comerciales en un futuro. Ahí está, por ejemplo, el hack que permite que un usuario controle Windows 7 a través de movimiento. ¿Se imaginan la implementación de esta característica en una paquetería de uso cotidiano — por ejemplo, diseñar en Photoshop o Illustrator con las manos? ¡Sigan con los experimentos, que el cielo es el límite!
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