Los científicos han encontrado la mejor prueba hasta ahora de la existencia de una gran masa de agua líquida justo bajo la helada superficie de Europa, una de las más intrigantes lunas de Júpiter. Los análisis indican que se trata de agua caliente, tanto como para fracturar la gruesa piel de hielo que recubre Europa. Y que ese agua está a menos de 3 km. bajo la corteza del satélite. Los resultados, que se publican esta semana en Nature, acaban de ser anunciados por la NASA en una rueda de Prensa.
Las numerosas fracturas en el hielo superficial de Europa, perfectamente visibles desde el espacio, llevan más de una década intrigando a los astrónomos. Algunos creen desde el principio que se deben a la existencia de un océano subterráneo, que funde y rompe el hielo, mientras que otros están convencidos de que la corteza helada de Europa es demasiado gruesa como para que el agua pueda fracturarla.
Sin embargo, y tras una serie de estudios realizados aquí, en la Tierra, en las plataformas heladas de la Antártida e Islandia, los investigadores han averiguado cómo se forman esas superficies agrietadas. Y han descubierto que para ello es necesaria la presencia de agua, y mucho más cerca de la superficie de lo que se creía.
Centenares de extrañas y caóticas formaciones se reparten por toda la superficie de Europa. Se trata de áreas de terreno muy irregular, en las que se alzan grandes cúpulas heladas y bloques de hielo, parecidos a icebergs, pero cuyas formas no han podido ser replicadas en ningún modelo teórico.
«Hielo destrozado»
"Es como hielo destrozado", afirma Paul Schenk, del Instituto Planetario y Lunar de Houston y uno de los científicos que estudian Europa. Los investigadores señalan que el agua subterránea, más caliente, provoca la fusión parcial de la corteza helada, que se derrite y aumenta la cantidad de agua, al mismo tiempo que provoca las misteriosas fracturas en la superficie.
Según los cálculos, debería de haber, en las zonas estudiadas, Conamara Chaos y Thera Macula, entre 20.000 y 60.000 km cúbicos de agua, más o menos la que tienen todos los grandes lagos juntos. Por supuesto, esta investigación ha hecho subir varios puntos a Europa en la clasificación de mundos en los que podría haber vida. En efecto, una masa tan grande de agua líquida y relativamente templada resulta el lugar ideal para averiguar si realmente hay "alguien" ahí fuera.
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