El 22 de marzo instalarán en el edificio de Telefónica de la Gran Vía las primeras baldosas cinéticas Pavegen, iniciativa ganadora del proyecto puesto en marcha por Johnnie Walker. Están hechas de neumáticos y materiales reciclados. Podrán probarse hasta el día 29.
Una persona da, de media, 200 millones de pasos a lo largo de su vida. Y esa energía que se genera durante el movimiento no tiene por qué desaprovecharse. Cada vez son más las iniciativas que, gracias a la cinética, producen energía suficiente para encender luminarias, bombear agua o cargar la batería de un teléfono móvil. Tras la acera cinética-solar instalada en la ciudad francesa de Toulouse, llegan a España las primeras baldosas cinéticas Pavegen, la iniciativa ganadora del proyecto Keep Walking puesto en marcha por la marca de bebidas Johnnie Walker.
Las baldosas se instalarán, a modo de prueba, en Madrid el 22 de este mes. En concreto, en el edificio que tiene Telefónica en la Gran Vía, cuyas puertas permanecerán abiertas hasta el 29 de marzo para que todo aquel ciudadano que quiera pueda pasear sobre estas baldosas de 60 por 70 centímetros y comprobar así de primera mano las ventajas de esta tecnología. Después, se las llevarán a otras ciudades.
El revestimiento superior de cada baldosa está hecho de neumáticos cien por cien reciclados y para la base de la misma se ha utilizado más de un 80 por ciento de materiales reciclados, como el aluminio. El diseño del sistema permite, según la compañía, su adaptación sobre suelos ya existentes. Y al ser impermeables, pueden instalarse tanto en interiores como en la vía pública. Algo muy útil, ya que «en una gran ciudad europea una única baldosa podría ‘‘absorber’’ más de 50.000 pasos cada día. De hecho, si una baldosa de Pavegen recogiera la energía de todos los pasos del mundo que se dan en un día podría generar electricidad suficiente como para dar luz a 25.000 hogares durante un año», explica Sergio de Malibran, brand manager de Johnnie Walker.
Respecto a cuánto tiempo pueden durar, es una incógnita. «El tiempo de vida de las baldosas no se ha calculado, pero son resistentes a condiciones climatológicas severas», asegura su creador, Laurence Kemball.
Su funcionamiento es, aparentemente, sencillo. Cada vez que alguien camina sobre una de estas baldosas, se recoge la energía de sus pisadas, gracias a que las baldosas «son flexibles y se curvan alrededor de 5 milímetros cuando una persona camina sobre ellas», precisa Kemball. «Tal flexibilidad –prosigue– permite generar energía cinética que la tecnología Pavegen convierte en electricidad, que puede ser almacenada en baterías para su uso futuro», o utilizarse para diferentes aplicaciones no conectadas a la red eléctrica, como la iluminación vial, la de las señales de tráfico y la de los anuncios publicitarios, por ejemplo.
En la instalación de demostración en Madrid «se combinarán los bloques que dan lugar a una aplicación inmediata, encendiendo un elemento tan pronto como entras (la luz de cada baldosa), y otros que almacenan energía durante el día, y que darán luz a otros elementos durante toda la noche. De esta manera, el uso doble, inmediato y acumulativo, será fácilmente visto por el público español», añade.
Aunque desde Pavegen han preferido no desvelar el precio ni la cantidad de energía que se requiere para su elaboración, lo cierto es que el coste podría rondar los mil euros por unidad, tal y como costaron las baldosas instaladas en Francia. Un coste elevado, sin duda, pero que irá bajando a medida que la demanda aumente, tal y como prevén algunos expertos como Joël Lavergne, en su día responsable de Alumbrado Público del Ayuntamiento de Toulouse, quien aseguró que en un tiempo cada baldosa «costará 100 euros». Sea así o no, lo cierto es que en ningún caso hace falta poner toda la acera de baldosas.
Pista de baile portátil
Madrid no es ni será el único enclave donde se instalarán estas baldosas. «En diciembre de 2010 se pusieron en una escuela en Reino Unido, que permite que los 1.100 estudiantes generen electricidad cada vez que se mueven por los pasillos y que pueda emplearse en la iluminación. Esta instalación ha tenido un gran éxito, por el alto volumen de energía logrado y por la participación diaria de los estudiantes. Después, en diciembre de 2011, pusimos las baldosas en el centro comercial Midsummer Place, en la ciudad inglesa de Milton Keynes. Gracias a las pisadas de los ocupados compradores navideños se encencieron 2.000 luces LED del árbol de Navidad», recuerda. Además, la compañía ha diseñado una pista de baile portátil generadora de energía con el fin de utilizar los pasos de baile para generar energía. Una pista que se llevaron en septiembre del pasado año «al festival Bestival 2011 en la Isla de Wight (uno de los mayors festivales musicales de Reino Unido). Pusimos un generar de energía que nos permitió cargar la batería de más de mil teléfonos móviles durante los cuatro días que duró el festival». Además, se habla de la posibilidad de instalarlo en algún metro europeo. Y es que si generamos energía, ¿por qué desaprovecharla?
Gadgets cinéticos: Mochilas, deportivas y cargadores
Ya hay aceras, discotecas, parques infantiles y bicis estáticas en las que se aprovecha la energía que se genera del movimiento. Pero la industria de los gadgets no se ha quedado atrás. De hecho, uno de los primeros proyectos fue una mochila diseñada en EE UU para que los soldados pudieran recargar las radios y los teléfonos. Tras ella, la lista de gadgets cinéticos no ha parado de crecer. El diseñador Mattley Joe ha ideado un cargador cinético que puede utilizarse para alimentar incluso cámaras digitales. Próximamente, también se espera que lleguen al mercado unas deportivas que permitirán recargar los dispositivos móviles mientras uno camina o corre. Se trata de una batería diseñada por un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin, que consta de un líquido que al moverse produce energía. Un sistema, publicado en «Nature», que, de llegar a buen puerto, seguro que será bien recibido, siempre y cuando resulte cómodo caminar con esta batería.
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