A comienzos del siglo XX, una sucesión de aventureros y científicos se convirtieron en los pioneros de la exploración antártica. Un siglo después, un equipo de modernos exploradores sobrevolarán la región más meridional del planeta para estudiar cambios en el hielo marino, las plataformas heladas y los glaciares de la Antártida. Aunque parezca mentira, se trata de la primera exploración aérea del continente blanco.
La impulsora del proyecto, llamado «Ice Bridge» (Puente de hielo) es la NASA, que utilizará para ello el mayor avión de la flota científica de la agencia espacial, el DC-8, de 157 metros de largo, y que transporta un completísimo laboratorio con un sinfín de instrumentos de medida.
El avión tiene previsto despegar de California el próximo 12 de octubre y volar a Punta Arenas (Chile), donde se instalará el campamento base de la tripulación y los investigadores. Durante seis semanas, el equipo de «Ice Bridge» atravesará el océano Austral en 17 vuelos sobre la Antártida Occidental, la Península Antártica y las zonas costeras donde el hielo marino es frecuente. Cada vuelo de ida y vuelta dura aproximadamente 11 horas, dos terceras partes de ese tiempo se tarda sólo en ir y volver desde Punta Arenas.
Una campaña de seis años
Esta operación se enmarca dentro de una campaña de seis años de vuelos anuales a las regiones polares de la Tierra. Dos operaciones anteriores, en los meses de marzo y abril, llevaron a los investigadores a sobrevolar Groenlandia y el océano Ártico.
Los datos que se recojan en la campaña de este otoño en la Antártida, dirigida por el investigador Seelye Martin, de la Universidad de Washington, ayudarán a los científicos a llenar el vacío que dejará el satélite ICESat de la NASA (Ice and Land Elevation Satellite), que está operando con el último de sus tres láser y previsiblemente «morirá» a finales de este año, hasta que entre en órbita en 2014 el ICESat-II.
Estos vuelos ayudarán a los científicos a mantener un registro de los cambios del hielo marino y de las plataformas de hielo recogidos por ICESat desde 2003 y su destino específico serán sitios inaccesibles para los satélites. «Los instrumentos de ICESat, como sus láser, son los únicos que pueden captar el cambio que ocurre en plataformas de hielo como la Antártida», indicó Tom Wagner, científico del programa de la criosfera de la NASA en Washington.
«Estas misiones aéreas nos permitirán realizar estudios todavía más detallados y tomar mediciones que son cruciales para determinar el aumento del nivel del mar», añadió. Los instrumentos también medirán el grosor del hielo y realizarán un estudio cartográfico del terreno que hay por debajo de la capa helada. Uno de los láser medirá la forma de las cavernas que existen por debajo de los glaciares y otro permitirá a los científicos distinguir con precisión la nieve del hielo.
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