Atrapar un arco iris era hasta ahora un imposible, una idea poética equiparable a conseguir una utopía, pero los sueños, a veces, se convierten en realidad. Por primera vez, científicos norteamericanos han conseguido capturar este fenómeno, tenerlo entre las manos a su antojo. Y lo han hecho de manera muy sencilla, utilizando unas lentes básicas y un plato de cristal. Esta técnica tiene importantes efectos prácticos, ya que podría ser utilizada para almacenar información usando la luz, una maravilla para la computación óptica y las telecomunicaciones.
Hace dos años, Ortwin Hess, de la Universidad de Surrey, logró un nuevo método para ralentizar y capturar la luz que podría multiplicar por mil la memoria de los ordenadores. La técnica se basaba en la propiedad de la «refracción negativa» de metamateriales creados artificialmente.
Ahora, los investigadores de la Universidad Towson en Baltimore (Maryland, EE.UU.), cuyo estudio aparece en la revista New Scientist, han dado un paso más en la captura de la luz. El equipo fabricó su trampa para arco iris con una lente convexa de cristal de 4,5 mm de diámetro con una de sus caras recubierta por una película de oro de 30 nanometros de espesor. Esta cara se apoya sobre un cristal plano recubierto de otra película de oro de 70 nm. La luz queda almacenada en la capa de aire que pasa por el medio. Con la ayuda de un láser, los científicos hicieron aparecer el arcoiris. Visto desde arriba con un microscopio, el fenómeno destaca como una serie de anillos de colores.
«Creo que es hermoso poder crear fenómenos tan complejos utilizando una configuración tan simple. Es increíble», ha asegurado Vera Smolyaninova, principal autora del estudio. El propio Hess, cuyas investigaciones fueron publicadas en su día por la revista Nature, ha dado sus bendiciones al hallazgo, que valida sus predicciones teóricas. «Es muy muy elegante», ha asegurado.
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