Semillas de sésamo, nueces de Brasil, germen de trigo, pescados y carnes. Introduzca estos alimentos en su lista de la compra y tendrá una vida larga, sana... y fértil. Sin embargo, la fórmula no es tan sencilla, ya que no se trata de comer más o menos de un alimento, sino de conseguir un delicado equilibrio de proteínas, un factor que ahora parece ser mucho más importante que reducir calorías para estar como un toro hasta la senectud, según un estudio publicado esta semana en la prestigiosa revista Nature.
Una serie de investigaciones anteriores insistían en que la reducción de calorías en la dieta, manteniendo las cantidades suficientes de vitaminas, minerales y otros nutrientes importantes, resultaba beneficioso para la salud. Esto ha sido comprobado en muchos organismos como la mosca de la fruta (drosophila), ratones, ratas y monos Rhesus. Los ejemplares que comían menos mostraban mejor aspecto, aunque los científicos creen que los efectos beneficiosos en la longevidad todavía no han sido debidamente comprobados.
Bien, hasta ahí todo fantástico, pero recortar calorías tiene un efecto secundario negativo que hay que tener en cuenta: disminuye la fertilidad. Por ejemplo, las moscas de la fruta a las que ponen «a dieta» se reproducen con menos frecuencia y tienen camadas más pequeñas. Los investigadores creen que se trata de un rasgo evolutivo: en tiempos de hambruna, el organismo está tan ocupado en la supervivencia que no tiene tiempo para grandes alegrías.
La clave, la metionina
Para conocer si los beneficios en la salud de las dietas restrictivas provienen de la restricción de calorías en general o de algunos nutrientes específicos, investigadores del Instituto de Envejecimiento Saludable, del University College London, midieron los efectos de la manipulación de la dieta en hembras de la mosca de la fruta. Los insectos fueron alimentados con un rico menú de levadura, azúcar y agua, pero algunas recibían más cantidad de nutrientes esenciales, como vitaminas, lípidos y aminoácidos, y otras se conformaban con menos. Los investigadores descubrieron que lo único que producía algún efecto en la vida y fertilidad de las moscas era la cantidad de aminoácidos. El resto apenas importaba. En concreto, un aminoácido elemental en la formación de las proteínas resultó crucial para alargar la vida sin disminuir la fertilidad: la metionina.
Según Matthew Piper, uno de los autores del estudio, esto demuestra que es «posible prolongar la vida útil sin restringir totalmente la dieta y sin las infortunadas consecuencias de reducir la capacidad reproductiva». La cuestión es incluir en la dieta la mietina, que se encuentra en alimentos como las semillas de sésamo, las nueces de Brasil, el germen del trigo, los pescasos y las carnes.
«No es tan sencillo como decir coma más o menos nueces para vivir más tiempo, se trata de conseguir el balance adecuado, un factor que podría ser particularmente importante para las dietas altas en proteínas, como la de Atkins», explica el especialista.
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