Esta semana se ha publicado en el BOE la resolución con las especificaciones técnicas que deberán cumplir los aviones que quieran ofrecer servicios de telefonía móvil a bordo en España. Ya hay algunas compañías aéreas que empiezan a ofrecer este servicio a bordo, y suponemos que serán cada vez más.
¿Cómo funciona?
Lo que se hace es equipar al avión con su propia estación base (o BTS). Una BTS es el dispositivo al que se ‘conectan’ los móviles para acceder a la red. Es decir, los aviones tendrán su propia antena de telefonía móvil a bordo.
Las BTS son las responsables de asignar una determinada frecuencia a cada comunicación, es decir, de garantizar un canal para cada llamada. En superficie, las BTS se encuentran fijas en los postes de telefonía móvil, y desde allí están conectadas (generalmente por cable) al resto de la red. Cada BTS controla un sector de territorio o celda de telefonía móvil (de ahí el nombre de celular tan empleado en Hispanoamérica).
En el caso de los aviones, la BTS estará conectada al resto del mundo vía satélite, a través del sistema Inmarsat, que ya es ampliamente usado en los barcos. De hecho, los aviones tienen teléfonos a bordo, a disposición de la tripulación, que usan este sistema. A las celdas servidas por este tipo de antenas de corto alcance, diseñadas para pocos usuarios, se les denomina ‘picoceldas’.
Las BTS pueden regular la potencia a la que un móvil recibe y transmite. En ciudad, por ejemplo, donde se necesita capacidad para muchas conexiones simultáneas, hay muchas BTS muy próximas entre sí. En este caso, la BTS indica al móvil que transmita y reciba a baja potencia, por dos motivos: el primero, que las BTS están cercanas al abonado y por tanto no hay necesidad de transmitir mucha potencia. El segundo, que al haber muchas BTS cercanas, hay que ser muy cuidadoso para no interferir con otras comunicaciones (ya que todas las BTS usan el mismo rango de frecuencias).
Por otra parte, en zonas poco pobladas (por ejemplo, en carretera) las BTS están muy distantes entre sí y los móviles deben transmitir a mucha potencia para que llegue la señal. Es posible que hayáis notado que cuando tenéis poca cobertura (por ejemplo, en una zona rural), a la hora de realizar llamadas la batería dura menos. Se debe a que el teléfono está transmitiendo con mucha más potencia para llegar a la antena.
En el caso del avión, en la correspondiente picocelda se regulará la potencia al mínimo posible para reducir al máximo las interferencias con la electrónica de la nave y con el exterior. En realidad, al estar la antena dentro del propio avión, la distancia a la BTS es mínima y no hay ninguna necesidad de transmitir a gran potencia.
Para evitar interferencias con los sitemas en tierra, el sistema no deberá activarse hasta superar una altitud de 3.000 metros. Por lo demás, hay que mencionar que el servicio es totalmente equivalente al roaming internacional. Por tanto, es necesario que nuestra operadora móvil tenga un convenio con la operadora móvil del avión (las dos principales empresas son OnAir y AeroMobile), y no hay que olvidarse de que los precios serán bastante elevados.
El mito de usar el móvil en el avión
La mayoría de la gente da por sentado que no se puede usar móviles en la cabina porque interfieren con los equipos del avión. Entonces, ¿por qué se va a permitir ahora su uso? sencillamente, porque no es cierto que usar un teléfono móvil dentro de un avión implique riesgos.
En una investigación interna de la compañía Boeing se llegó a la siguiente conclusión: “Como resultado de estas y otras investigaciones, Boeing ha sido incapaz de hallar ninguna correlación clara entre dispositivos electrónicos portátiles y las anomalías detectadas en el avión”.
Los reporteros del programa Mythbusters, de Discovery Channel, echaron por tierra la teoría de que el móvil es peligroso para la navegación aérea como muestra el vídeo.
En realidad, la electrónica de los aviones está convenientemente protegida, y en cualquier caso, la interferencia que pueda generar un móvil no es mayor que otras muchas interferencias que afectan al avión. Sin embargo, es más fácil prohibir su uso y evitar así ciertos ‘daños colaterales’.
Para empezar, resulta más fácil controlar al pasaje si no tiene ningún contacto con el mundo exterior. Por ejemplo, la noticia sobre un ataque terrorista en el exterior podría causar pánico a bordo. Además, se podrían generar conflictos entre pasajeros por culpa de ‘conversadores’ poco respetuosos con sus compañeros de viaje.
También existe el problema técnico de los móviles intentando conectarse a las estaciones base de la superficie, lo cual, teniendo en cuenta la gran velocidad a la que se desplaza el avión, puede llegar a hacer enloquecer la red. Sin embargo, la altura de crucero en vuelos comerciales es suficientemente alta como para que esto no sea un problema.
Los hechos, desde luego, saltan a la vista: en el momento en que las compañías aéreas han visto que pueden hacer un gran negocio permitiendo llamadas a bordo, se les han quitado los escrúpulos. Algunas compañías se plantean incluso sustituir los anticuados luminosos de ‘prohibido fumar’ cambiándolos por otros que indicarán la posibilidad o prohibición de llamar por el móvil.
En realidad, llevaban años obligándonos a apagar los móviles sin tener ninguna razón técnica de peso.
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