El primer intento de enviar un cohete a la Luna por medio de un globo se saldó el pasado lunes con un rotundo fracaso. Se trataba de las primeras pruebas realizadas por la Asociación Rumana de Aeronáutica y Cosmonáutica (ARCA) con un «globo lanzador» o «rockoon» que habría tenido que transportar un cohete de combustible sólido hasta las capas altas de la atmósfera para que, una vez allí, encendiera sus motores y viajara hasta nuestro satélite. Si lo hubiera logrado, ARCA habría tenido posibilidades de llevarse los 30 millones de dólares que ofrece Google al primer equipo financiado con fondos privados que consiga enviar un robot a la Luna, hacer que recorra por lo menos 500 metros y que transmita desde allí vídeo, imágenes y datos a la Tierra.
La operación, sin embargo, terminó casi antes de empezar al enredarse los «brazos infladores» con el material plástico del globo que debían inflar. Los brazos tuvieron que ser cortados, uno por uno, y la operación, para la que se utilizó una fragata de la Marina, tuvo que ser suspendida. La asociación rumana, sin embargo, no se rinde, y pretende seguir optando al Google Lunar X PRIZE. Por ello, ha anunciado que tiene toda la intención de seguir utilizando su curioso sistema para depositar en la Luna un igualmente único vehículo de forma ovalada. Una completa colección de fotos de toda la operación ha sido colocada por Arca en Picasa.
Los «rockoons» fueron ampliamente probados (y después abandonados) por los Estados Unidos en la década de los cincuenta del pasado siglo, ya que los globos estallaban y se descontrolaban en cuanto soplaba algo de viento. Sin embargo, Arca ha recuperado la idea y la ha llevado un paso más allá al utilizar el sistema para remolcar una serie de cohetes por medio de un cable.
Un puro inflado
El European Lunar Explorer (ELE) concebido por Arca funciona, en teoría, de una forma sencilla. Un enorme globo remolca hasta unos 18 km de altura un sistema de tres cohetes. Los dos primeros se activan secuencialmente y transportan su carga útil hasta una obita terrestre baja. La tercera y última ignición debería después generar el suficiente impulso como para llegar hasta la Luna.
Una vez conseguido, el ELE liberará sobre nuestro satélite su módulo Lunar Lander, cuya forma recuerda a un puro inflado y cuya misión es la de garantizar un aterrizaje suave. Para entender el funcionamiento del sistema lo mejor es ver el vídeo bajo estas líneas.
El pasado lunes, pues, los rumanos cargaron todo el equipo a bordo de una fragata de la marina, la Constanta, que llevó a su tripulación al completo hasta el lugar de lanzamiento, en pleno Mar Negro. Sin embargo, y nada más comenzar a inflar el globo, todo el mecanismo se enredó y la operación tuvo que ser suspendida. El enorme y negro globo calienta su aire gracias al sol (en lugar de usar quemadores), y por ello debe usarse sólo durante el día.
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