La NASA ha abierto un nuevo capítulo en nuestro conocimiento de la Luna. La agencia espacial estadounidense ha encontrado pruebas de que en nuestro satélite hay agua. «Encontramos agua, y no un poco, sino una cantidad significativa», dijo Anthony Colaprete, del Centro Ames de Investigación de la NASA, en Moffett Field (California).
El 9 de octubre la sonda LCROSS impactó en el polo Sur de la Luna en un cráter llamado Cabeus. El artefacto de 79 millones de dólares, precedido por una sección del cohete Centauro que lo propulsó, fue enviado a la superficie lunar para levantar una nube de materiales que los científicos pudieran analizar en busca de la presencia de agua helada. Los datos preliminares obtenidos del análisis de esos materiales «indican que la misión descubrió, exitosamente, agua... y este descubrimiento abre un nuevo capítulo en nuestro conocimiento de la Luna», afirmó la NASA.
«Estamos muy entusiasmados», declaró Colaprete. «La concentración y distribución de agua y de otras sustancias requieren más análisis, pero podemos decir con seguridad que Cabeus contiene agua», añadió.
Sin luz del Sol
El lugar de la colisión, en el lado de sombra permanente del cráter, no ha recibido luz del Sol en miles de millones de años, y los científicos pudieron analizar el polvo, el vapor y las rocas levantadas por el impacto cuando estos se elevaron por encima del borde de Cabeus y absorbieron la luz. Esto permitió la medición espectrográfica -el análisis de la luz absorbida en diferentes longitudes de ondas que revela diferentes compuestos- y los científicos vieron las señales de agua bajo luz infrarroja y ultravioleta. «Vemos la prueba de la presencia de agua en dos instrumentos. Y eso es lo que nos da tanta certeza sobre nuestras conclusiones», aseguró.
Los científicos han especulado durante largo tiempo sobre el origen de las significativas cantidades de hidrógeno que habían sido observadas en los polos lunares. Los hallazgos de la sonda LCROSS vienen a arrojar ahora nueva luz sobre esta cuestión con el descubrimiento de agua, que podría encontrarse en el satélite de la Tierra en cantidad mayor de la que inicialmente se pensaba, según explicó la NASA.
Si el agua que se formó o depositó tiene miles de millones de años, estas frías trampas polares de la Luna podrían desvelar las claves sobre la historia de la evolución del Sistema Solar, del mismo modo que los testigos de hielo tomados en la Tierra lo hacen sobre el pasado de nuestro planeta.
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